martes, 25 de noviembre de 2008

JOSÉ MARÍA AZNAR Y EL LIBERALISMO A ULTRANZA

A quienes lean o escuchen las declaraciones actuales de José María Aznar, muchas de ellas dirigidas contra su sucesor al frente del PP, les sorprenderá que yo les diga que hubo un tiempo en el que este hombre tenía un discurso público difícil de distinguir de lo que podríamos considerar un discurso socialdemócrata. Fue durante su primer mandato, entre los años 1996 y 2000. Aznar no ponía entonces el acento en esa obsesión suya de "salir a ganar el partido". Más bien hablaba de diálogo con todas las fuerzas políticas, de pactos con las organizaciones sindicales, de aumento de la protección social y de prioridad para las inversiones públicas. Hasta tal extremo llegó el "camuflaje" que su portavoz de entonces, Miguel Angel Rodríguez, aseguró en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que el Gobierno del PP hacía un política de izquierdas y había conseguido arrebatar las banderas de la izquierda al PSOE. Algo tiene que ver todo esto, supongo, con la mayoría absoluta que Aznar consiguió en las elecciones del año 2000.
Pero el tiempo pasa deprisa, y como ahora no tiene la obligación de gobernar, ni tampoco necesita pactar con nadie, Aznar se siente libre para decir lo que piensa. "Defended vuestros principios siempre y sin complejos", les dijo a los jóvenes de Nuevas Generaciones en el Congreso regional que celebraron el pasado fin de semana en la localidad madrileña de Las Rozas. "Los que tienen que tener complejos -añadió- son esos progres apolillados y de pacotilla que hacen políticas rancias; nuestras ideas son mejores que las suyas".
Esa fe ultraliberal, que Aznar no se atrevió a poner en práctica cuando gobernaba, llegó al paroxismo en el discurso de uno de sus discípulos, de nombre Pablo Casado, líder de nuevas Generaciones en Madrid, quien aseguró que "el mercado acaba con la miseria". Hay que tener mucha mala fe o mucha ignorancia para decir una cosa como esa. No hace falta más que echar un vistazo a la actual crisis financiera mundial o a lo que ha pasado en España con el mercado de la vivienda para darse cuenta de adónde nos puede llevar el mercado dejado a su libre albedrío.
¿Son mejores las ideas liberales, tal como sostiene Aznar? Es posible que sí, pero antes de responder a esa pregunta, me parece que hay que tener en cuenta un hecho objetivo: algunas de las mejores señas de identidad de la sociedad en que vivimos, proceden del pensamiento socialista o de izquierdas en general. La asistencia sanitaria universal, las vacaciones anuales pagadas, el seguro contra el desempleo, la educación pública y gratuita, el salario mínimo garantizado, las libertades sindicales, el derecho de negociación colectiva, la regulación de la jornada laboral, las pensiones para la vejez y la protección frente a la enfermedad. Todas esas cosas hoy están asumidas por todos, las consideramos intocables y desearíamos verlas extenderse a todo el planeta, pero quien las puso encima de la mesa -y consiguió convertirlas en leyes contra el pensamiento liberal de épocas pasadas- fue la izquierda.
Sin duda que la economía de mercado, la economía capitalista basada en la propiedad privada, la libre iniciativa y la búsqueda del propio interés, ha demostrado su superioridad a la hora de generar riqueza. Pero, en vista de cómo ha ido el desarrollo histórico de las sociedades capitalistas y del atolladero actual en que nos encontramos, la consigna de más mercado, menos regulación y menos Estado se me antoja no sólo absurda, sino anacrónica. ¿Es apolillado y rancio pedir una mejor distribución de la riqueza? ¿Es apolillado y rancio pedir que se acabe con los paraísos fiscales y con los abusos de los grandes señores que gobiernan la economía mundial? ¿Es apolillado y rancio pedir que se combatan las ingenierías financieras pensadas para encubrir el fraude fiscal puro y duro? Me parece evidente que el mercado y el pensamiento liberal a ultranza necesitan la enérgica actuación de la garlopa socialdemócrata para evitar que nos lleven al desastre. Lo difícil, claro está, es econtrar la dosis adecuada entre el mercado y el liberalismo por una parte; y el Estado y las políticas socialdemócratas por otra.
En la misma comunidad autónoma donde Aznar, Aguirre y Casado oficiaron la ceremonia de exaltación de la fe liberal a ultranza, existen maquiladoras (como dicen en México) en las que las mujeres (la mayoría inmigrantes, pero también muchas españolas) son literalmente obligadas a hacer horas extras por un precio de cinco euros la hora. Pero estas cosas, y otras que podrían contarse, no conmueven los cimientos de la fe liberal de los oficiantes. Lo que hay que hacer -predicaron- es suprimir el salario mínimo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

“el mercado acaba con la miseria” Estoy bastante de acuerdo con esta teoría, y no me considero persona de mala fe y sobre los mercados me precio de saber algo.

Yo no vi –en el congreso de NNGG- a ningún paroxístico; evidentemente cuando se tiene las responsabilidades de gobernar no se dice lo mismo que en un mitin al que acudes sin responsabilidad de gobierno alguna. Véase al presidente Rodríguez en los círculos de empresarios: su discurso, se escora se “camufla” a favor de los postulados mercantilistas.

El mercado, los mercados, en si mismos no son tan nocivos como algunos los pintan; generan riqueza, millones de puestos de trabajo, oportunidades para grandes y pequeños comerciantes, infinidad de opciones para los consumidores etcétera. Y no digamos ya lo que ingresa el estado en forma de impuestos generados por el flujo de bienes y servicios. Ahora bien, si esos mercados -incluido el laboral- están manejados por personas indeseables, de mala fe, o no lo suficientemente preparadas, ocurre lo que está ocurriendo en algunos mercados por ejemplo en el mercado inmobiliario donde la fundamental norma de la oferta y la demanda ha sido y es un disparate. Para mi lo que falla no es el mercado si no los mercaderes. (Por supuesto, mercaderes de derechas todos)

En lo que se refiere a los logros sociales no fue solo merito de la izquierda. Fue la clase trabajadora en general donde hay gentes que lucharon y luchan por sus derechos y no todos son de izquierdas. Volvemos a lo de siempre; todo lo bueno es de izquierdas y todo lo malo de derechas. Ya está aquí el complejo de superioridad moral de la izquierda. Por cierto, ya sabemos –por estudios realizados por la fundación IDEAS- que el toro que mató a Manolete era de derechas:)

Para terminar, me hace mucha gracia lo de las economías-mercados “emergentes” La China –que creo que son de izquierdas- hay que ver por que son emergentes. ¿Será quizá por los logros sociales para los trabajadores? NO. Es precisamente por lo contrario; son economías emergentes a fuerza de sumergir-explotar a la clase trabajadora. Cuando en estas economías emergentes -China India Brasil y otros- se logren los salarios, vacaciones remuneradas, seguridad social etc. ¿seguirán siendo tan emergentes?

Sin acritud
José Antonio

Anónimo dijo...

Sé tú e intenta ser feliz; pero ante todo, sé tú. Más o menos esto es lo que dijo Charlie Chaplin a todo el que quiso escucharle. Y esto es lo que parece que está haciendo Aznar una vez desprendido de la ataduras que supone ser presidente.
Aznar no sé si es feliz, pero lo que si parece ser cierto es que está siendo él; ya no habla catalán en privado, le molesta tener que controlar la bebida cuando conduce y alecciona a los cachorros de la derecha para que trabajen por una sociedad sin más regla que la de la propiedad privada, el amasar cuanto más mejor y hacerlo sin complejos, lo que llevado a sus últimas consecuencias puede llevar al individuo a ser un auténtico ser asocial.Los primeros resultados de lo que denominaré su "escuela" ya se han visto en su discípulo Pablo Casado que dice sin complejo alguno como su mentor le ha indicado, que "el mercado acaba con la miseria", para después añadir la conveniencia de suprimir el salario mínimo, además de arremeter ontra los sindicatos de clase lo que viene a demostrar lo poco versado que está en lo que son los estados democráticos. Qué falta conocimiento, la de este muchacho sobre el papel fundamental que han jugado las organizaciones sindicales para el desarrollo de esta sociedad en la que vivimos. Claro él probablemente peferiría la Edad Media. No obstante tampoco está de más que en las próximas elecciones Pablo Casado introducca en el programa electoral del PP sus planteamientos para que sean sometidos al veredicto de las urnas.

Anónimo dijo...

Nuevamente me he olvidado de poner mi nombre
M.Sant Macía
Un cordial saludo

Anónimo dijo...

Hola D. Marcelino; No creo que nadie se atreva a tocar los beneficios conseguidos por los trabajadores ni yo creo que en mi comentario haya insinuado nada en esa dirección. No pertenezco a ningún partido ni político ni futbolístico, para mi todos los políticos profesionales son tal para cual. Soy yo mismo: LIBRE y cada día me esfuerzo por ser “feliz”. No me gusta “Ánsar”, no me gusta que se les llame cachorros a las personas que no piensan como yo, no me interesa el PP, no me gusta el sectarismo, recelo de los sindicatos (de hecho yo mismo he sido estafado por uno de ellos) me gusta el libremercado y el vino, sobre todo el vino.

Perdón por hablar de mi.

Un saludo desde Andalucía gobernada desde hace 18 años por un socialista de pro y de per.
José Antonio

Santiago L. Legarda dijo...

Un saludo cordial a todos mis amables lectores desde el Parque de los Alcornocaques, donde la belleza de la naturaleza es increíble, pero la conexión a Internet precaria. Mercado versus Estado: volveré a ello cuando disponga de más tiempo.

Santiago L. Legarda dijo...

Un saludo muy cordial para todos y en especial para José Antonio, a quien no pude contestar antes por "culpa" de la excursión a Los Alcornocales.
Yo no hablo de superioridad moral de unas ideas o personas sobre otras. Ese terreno de la moral es sumamente resbaladizo y, en principio, todos estamos hechos con los mismos materiales.
Lo que yo trataba de señalar es un hecho objetivo: ciertos avances sociales, que hoy consideramos como patrimonio de todos, fueron impulsados en su origen por las fuerzas de izquierda. Los liberales pueden colgarse otras medallas, como la separación de poderes, el sufragio universal, la libertad de empresa,etc. Hay que tener en cuenta que el pensamiento liberal, representante de la burguesía frente a los poderes feudales, aparece antes que el pensamiento socialista, representante de lo que se llamó el proletario frente a la burguesía.
Hoy en día, todo está muy mezclado y es bueno que así sea. Las líneas divisorias no son tan claras y, en efecto, hay trabajadores que votan a la derecha y burguesía ilustrada que vota a la izquierda. Y, al final, la dinámica político-social en nuestras sociedades se juega entre más liberalismo, más mercado y más desregulación por un lado; y más Estado, más intervención, más impuestos y más redistribución, por otro.
Los mercados generan riqueza, ese es un hecho objetivo. Pero la reparten mal y no acaban con la miseria, ese es otro hecho objetivo. Y una pregunta final: ¿cómo calificaríamos, desde un punto de vista moral, la propuesta de suprimir el Salario Mínimo Interprofesional?

Anónimo dijo...

Me pareceria amoral tocar el SMI. Es mas, yo instauraria un Salario Máximo Interprofesional.

Saludos cordiales
José Antonio