domingo, 30 de noviembre de 2008

LOS ALCORNOCALES: EL ESPLENDOR DEL BOSQUE MEDITERRÁNEO DESDE TARIFA A GRAZALEMA

"Los Alcornocales" es un enorme Parque Natural de 180.000 hectáreas que abarca dentro de sus límites territorios pertenecientes a 17 municipios de Cádiz. Fue declarado espacio protegido hace ahora veinte años. Las fincas de propiedad privada ocupan tres cuartas partes de su extensión y el resto es de propiedad pública. En contra de lo que pudiera pensarse, los terrenos que presentan un mejor estado de conservación son los primeros, porque los de propiedad municipal o estatal fueron sometidos en el pasado a una explotación excesiva, sobre todo para la producción de carbón vegetal.
La extracción del corcho (cada nueve años se "pelan" los troncos de los venerables alcornoques), la caza y la ganadería son hoy las principales actividades productivas en los contornos del Parque. El negocio del carbón, del que vivían muchos cientos de familias, se liquidó hace décadas, con la llegada del gas butano. El quejigo y el acebuche (olivo silvestre) son las otras especies vegetales dominantes; y el corzo y el venado, son las piezas preferidas por los que se dedican a la actividad cinegética.
Conocía desde hace tiempo la existencia de este espacio natural protegido, auténtico paraíso no sólo de la flora y la fauna mediterráneas, sino también de senderistas, buscadores de setas, ornitólogos, cazadores y amantes de la naturaleza en general. Y la oportunidad de visitarlo se presentó este pasado fin de semana de la mano de Jorge Bezares, recientemente nombrado presidente del Patronato rector. Bezares es corresponsal en Madrid del Grupo Joly, que edita una decena de periódicos en Andalucía, y a su buena pluma (ha ganado varios concursos literarios) une la simpatía legendaria de los gaditanos, un dinamismo que parece inagotable y unas dotes extraordinarias para las relaciones públicas. Poniendo en juego todas sus habilidades, Bezares consiguió reunir a un nutrido grupo de periodistas madrileños (algunos aún en activo y otros en la vía muerta hacia el nirvana) para una larga excursión que, además del conocimiento directo de Los Alcornocales, incluía un desayuno con el Ministro Principal de Gibraltar y una lección magistral sobre las perspectivas económicas de la comarca del Campo de Gibraltar, con el puerto de Algeciras como buque insignia.
Varias carreteras, entre ellas la A-381 de Algeciras a Jerez, atraviesan el Parque, pero en mi modesta opinión la forma mejor de conocerlo y disfrutarlo a fondo es programar unas cuantas caminatas por los muchos senderos y pistas señalizados que lo recorren, y a los que se puede acceder sin dificultad desde localidades como Los Barrios, Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera o Alcalá de los Gazules, donde se ha instalado un centro de interpretación. Por desgracia, la escasez del tiempo disponible y las malas condiciones meteorológicas nos volvieron más partidarios de los todo terreno con tracción a la cuatro ruedas que del pinrel. Sólo le encontré una pega: desde Madrid son casi 700 kilómetros. Claro que también podríamos decir, parafraseando al maestro Juan Belmonte, que Los Alcornocales está donde tiene que estar, lo que está lejos es la capital del Reino.
A la belleza del paisaje sorprendentemente verde se unieron las sabias explicaciones ofrecidas por Francisco Blanco, que aprovechó su mandato como Delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para convertirse, durante los años ochenta del siglo pasado, en el gran artífice de la creación del Parque. Blanco nos aseguró que él no conoce en todo el Mediterráneo una masa forestal de alcornoques tan extensa y bien conservada como esta. Todo lo anterior fue complementado en esta ocasión con el disfrute ininterrumpido de la gastronomía de la zona, con parada especial en Jimena, donde se estaban celebrando unas jornadas micológicas.
En cuanto a la visita a Gibraltar, debo consignar aquí la buena impresión que me causó el socialdemócrata Peter Caruana. Tiene un discurso político muy bien construido y yo siento predilección por la gente de cabeza ordenada. Quiere llevarse bien con España, nos dijo, y buscar caminos que redunden en beneficios para las dos partes, dejando que el histórico litigio jurídico siga su curso por unos cuantos cientos de años más. Algún compañero le preguntó si en su cabeza entraba la posibilidad de que alguna vez Gibraltar vuelva a ser parte integrante de España. Ni lo negó ni lo afirmó, pero vino a decir que no valía la pena embarcarse en especulaciones sobre lo que puedan decidir las generaciones futuras. Entonces yo le pregunté si podía decirnos, como forma de atisbar por dónde puede ir ese futuro, cuántos gibraltareños se habían alegrado con el triunfo de España en la Eurocopa. Me contestó que no podía saberlo, pero añadió que, por primera vez, había sucedido una cosa extraordinaria: en algunas tiendas del Peñón habían aparecido maniquíes vestidos con la camiseta de nuestra selección y nadie había sido abucheado o apedreado por lucir en público la elástica de "la Roja".
El viaje de vuelta aún nos tenía reservado un último placer para la retina: los olivares cubiertos por una fino manto de nieve en el camino de Granada a Jaén.

7 comentarios:

nbalike dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
nbalike dijo...
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Anónimo dijo...

Lo malo de pasear entre alcornoques es que siempre te podrán decir aquello de "dime con quién andas y te diré quién eres".

El que avisa no es traidor

Santiago L. Legarda dijo...

Salir a pasear por el campo, lo mismo que escribir cuadernos de bitácora en Internet, entraña ciertos riesgos que uno tiene que asumir, no queda más remedio. Sin duda los recios y ásperos alcornoques no son tan "glamourosos" como las señoriales hayas o los cotizadísimos nogales, pero nos han prestado y nos prestan grandes servicios. Es injusto que su nombre se utilice para referirse a las personas de pocas luces (entre las que a lo peor se encuentra el autor de este "blog"), pero el lenguaje popular tiene estos caprichos, qué le vamos a hacer.

Nota del editor: he suprimido un par de comentarios que iban en inglés y creo que entraron por error, porque eran de promoción publicitaria.

Anónimo dijo...

Honor para mi tierra el que la hayas visitado; lo único que tengo que comentar al respecto es lo de la cabeza bien ordenada del Sr. Peter Richard Caruana. La tiene, pero que muy bien ordenada: En su territorio son habituales el tráfico de divisas y el blanqueo de dinero. Gibraltar: 30.000 habitantes, tiene registradas en su territorio a más de 81.000 empresas con un capital “declarado” de más de 8.100 millones de Euros. ¿En que quedamos? ¿Resulta que criticamos los paraísos fiscales y estrechas la mano de quien lo permite?.

También me ha extrañado que te sorprenda el verdor de los campos y sierras de Andalucía: Muy cerquita de donde has estado, en los últimos cincuenta años la precipitación media anual ha sido de 2.223 mm., muy por encima de la media nacional. Por cierto pásate –si no has estado ya- por El Parque Natural de Sierra de Grazalema. En la umbría de la Sierra del Pinar se localiza un magnífico bosque de pinsapos, el mejor conservado en la actualidad de este abeto milenario exclusivo de la Serranía de Ronda.

Lo que has escrito sobre la humilde belleza del alcornoque es muy cierto y verdad. Por el alcornoque siento algo especial por proporcionar el cierre de la conserva que mas me gusta; EL VINO.

Por cierto; efectivamente el que avisa no es traidor es… avisador.

Con afecto
José Antonio

Anónimo dijo...

Bueno, bromas aparte con los pobres alcornoques. Estoy de acuerdo con José Antonio sobre el papelón que desempeña Gibraltar con el blanqueo de dinero.
Inaceptable reliquia del pasado colonial e inaceptable modelo de la peor modernidad: la que da cobijo a todo tipo de dinero de procedencia poco clara.
De Gibraltar lo que más me ha indignado siempre no es la actitud de los "llanitos", que con su pan se lo coman, sino el cinismo del Gobierno elegido por los hijos de la Gran Bretaña, que no quiere devolver la roca a la soberanía española porque dice respetar la voluntad de los habitantes que llegaron tras expulsar a los españoles. ¿Se molestó en preguntar a los habitantes de Hong Kong si querían "volver a ser chinos" o se limitó a entregarlos envueltos (y atados de pies y manos) al indefinible régimen de Pekín?

El avisador

Anónimo dijo...

Avisador; estoy de acuerdo en que estés de acuerdo conmigo. "Indefinible regimen de Pekin" Ummm interesante.

No estoy de acuerdo en que los alcornoque son pobres:)

Salud
José Antonio