sábado, 27 de diciembre de 2008

RODRÍGUEZ ZAPATERO "VENDE" REALISMO PARA 2009

Compareció el Presidente del Gobierno para hacer balance del año transcurrido y aprovechó su encuentro con los informadores para colgarse todas las medallas a que había lugar (incluídos sus viajes a lo largo y ancho de este mundo y sus entrevistas sin fin con jefes de estado y primeros ministros). Cuando un periodista le pidió que hiciera un poco de autocrítica, contestó que "eso sería una impostura, porque para hacer la crítica de la gestión del Gobierno ya están la oposición y los medios de comunicación".
Me pareció inteligente y comprensible esa respuesta y coincido con él en que su misión no es hacer la crítica sino el eleogio de la tarea llevada a cabo por los miembros de su Gabinete. Debo confesar además que me gustó la música de algunos pasajes de su discurso: por ejemplo, cuando rechazó con contundencia la reducción del gasto público, los recortes de las prestaciones sociales o el aumento de las facilidades para el despido como recetas para salir de la crisis.
Pero hagamos la crítica, puesto que el Presidente encomienda este cometido a los periodistas. De todas sus decisiones, la que yo veo más criticable, por su cicatería, es la subida del Salario Mínimo Interprofesional. No me parecen de recibo esos 24 euros mensuales más en un Presidente que no pierde ocasión de presumir de su sensibilidad social. No me parece de recibo que un país como España, que ha conseguido sobrepasar a Italia en renta per cápita, como nos recuerda una y otra vez el propio ZP, tenga a más de medio millón de trabajadores cobrando un sueldo de 624 euros al mes (menos el descuento de cotizaciones para la Seguridad Social) por ocho horas de trabajo diarias. Y el sentimiento de injusticia y discriminación se agrava si tenemos en cuenta que la mayor parte de los que cobran el SMI son trabajadoras encuadradas en el sector de las empleadas de hogar.
En años anteriores los Gobiernos se resistían a subir el SMI por sus potenciales efectos inflacionistas, ya que se tomaba como referencia para multitud de ayudas y prestaciones sociales. Para eliminar ese "daño colateral", en la época de Jesús Caldera se creo el llamado IPREM (Indicador Público de Rentas de Efectos Múltiples). De modo que cabría preguntarse: ¿A qué tienen miedo ahora para negarse a un incremento un poco más decente? Supongo que la respuesta es que tienen miedo a las estadísticas: Una subida más sustanciosa podría "desincentivar" la contratación de trabajadores, con el impacto consiguiente en las listas del INEM.
¿Cuál sería, en la España de hoy, la cuantía adecuada para el SMI? Algunas voces sindicales y de expertos consideran que debería situarse en el 50 por ciento del salario medio del país. Teniendo en cuenta que dicho salario medio ronda los 20.000/22.000 euros, el SMI debería subir hasta los 11.000 euros anuales. Es decir, que los 800 euros por 14 pagas al año prometidos por ZP para el final de esta Legislatura deberían concederse ya. Otro método posible sería la comparación con el entorno: Si los precios de los productos y los servicios tienden a igualarse con Europa, ¿por qué no se iguala también el SMI? Ningún país de la Europa anterior a la última ampliación, salvo Grecia, tiene un Salario Mínimo ni siquiera parecido al de España.
Esta "prudencia" del Gobierno en la subida salarial para los más desfavorecidos no evitará que la economía española siga destruyendo empleo, al menos en la primera mitad de 2009. Rodríguez Zapatero reconoció que "estamos atravesando los peores momentos de la crisis" y pronosticó el comienzo de la recuperación para el segundo semestre del año. Según él, ese análisis de futuro no es un ejercicio más de optimismo, sino de realismo basado en los sólidos fundamentos de nuestro sistema productivo.
Ya veremos si ZP acierta o no en sus previsiones, pero en otra cosa debemos darle la razón: Nadie podía imaginar la rapidez y la intensidad con que se desencadenó la crisis. La vuelta a los tiempos de bonanza será mucho más lenta.

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