Siempre me ha parecido fascinante el proceso de desgaste que sufren los gobiernos después de haber tenido un momento en que parecían tocados por la gracia divina. Es cosa de la fatalidad, como decía un personaje inolvidable de la película La jungla de asfalto.
Tuve la suerte de vivir muy de cerca aquella campaña triunfal que llevó a la mayoría absoluta de Aznar en las Elecciones del año 2000. Después vendrían fatalidades como la huelga general de 2002, la catástrofe del Prestige, la catástrofe de Irak y los atentados del 11-M. Ahora veo al Gobierno de ZP, con sus ojeras creciendo de un día para otro, preso de las fatalidades. ¿Qué culpa tenía de lo que pasó con el Alakrana? ¿Qué culpa tiene de la situación imposible generada por Marruecos con la activista saharaui Aminetu Haidar? Y sin embargo, ambas cosas han sido como dos misiles lanzados contra su línea de flotación.
También es fatalidad la rebelión de los internautas en días pasados, cuando la Ministra de Cultura dio a entender que podrían cerrarse algunas páginas dedicadas a la descarga ilegal de contenidos. A mí me parece que la apropiación indebida de un bien, se encuentre éste donde se encuentre, se parece más al delito de robo que al derecho a la libertad de expresión. Pero algunos han invocado este derecho -recogido en el artículo 20 de la Constitución- para justificar la descarga ilegal de contenidos.
Llego a la conclusión de que el Gobierno puede que este confuso y desorientado, puede que esté sufriendo los efectos de la mirada de una partida de tuertos, pero los ciudadanos tampoco estamos muy esclarecidos y tendemos a mezclarlo todo de una forma muy inconexa. Y al final se acaba echando la culpa a quien no deja de ser una víctima más de lo revuelto que está el mundo.
Rescate, bancos, fortunas y calcetines
Hace 4 años
4 comentarios:
Efectivamente D. Santiago; este gobierno no tiene la culpa de lo que pasó con el Alakrana, tampoco de la situación por la activista saharaui. De lo que si tiene la culpa es de la forma cobarde y chapucera de como han encarado estos y otros asuntos. Y a la vista de cómo resuelve este ejecutivo, lo peor es lo que nos queda por aguantar que nos miren estos tuertos.
Los misiles lanzados contra su línea de flotación han salido de sus propias lanzaderas. Los ciudadanos estamos siendo mirados un día tras otro por un presidente tuerto y unos ministros y ministras también tuertos/as, algunos/as de ambos ojos.
Mis respetos a los que han perdido un ojo.
A propósito de… Woody Allen nos ha servido su producción anual con SI LA COSA FUNCIONA, que yo creo que sí que funciona, aunque los entendidos me insisten en que para apreciarla en todo lo que vale hay que verla en versión original
Cuado oigo algún pedante snob “progresista” fantoche decir eso de… “para apreciarla en todo lo que vale hay que verla en versión original” me dan unas nauseas envueltas en risas… y la repanocha es que la mayoría de los que dicen esta típica frase no entienden ni un pajote de inglés, y mucho menos de anglo-americano.
Por cierto; las películas de W. Allen, en mi opinión, si fuesen mudas serían mucho mejores.
Elda Pretel
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“EL MUNDO ES DEL VIENTO” ¡¡Ay!! ¡¡Que me troncho!!
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