lunes, 17 de enero de 2011

EL PRECIO DE LA VIVIENDA Y LOS MERCADOS FINANCIEROS EN 2011

Quienes sois lectores habituales de ZD sabéis que soy un aficionado a los mercados financieros en general y a la Bolsa en particular. Los hombres, además de pura vanidad, somos pura contradicción: no creo que haya nada más antitético que la Bolsa y sus connotaciones especulativas respecto de las ideas notablemente izquierdistas que se defienden en este cuaderno de bitácora.
Y como la ignorancia suele ser atrevida, incluso me atrevo a hacer pronósticos y a dar consejos sobre qué hacer cuando llegan las tormentas: podéis comprobarlo leyendo algunas de las entradas anteriores. El caso es que el año pasado, por estas fechas, me aventuré a pronosticar que en 2010 el índice Ibex 35 -la gran referencia de la renta variable española- acabaría el ejercicio más o menos al mismo nivel en que había terminado 2009. Me equivoqué rotundamente, porque el Ibex terminó el año pasado con una caída de más del 17 por ciento. Quede aquí constancia del yerro, aunque éste no fue óbice para obtener unos resultados aceptables en el manejo de mis exiguos ahorros.
Para este 2011 no me atrevo a hacer pronósticos, aunque tomo nota de que el ejercicio ha comenzado mucho mejor de lo que cabría esperar. Y de la renta variable paso al ladrillo, que fue el paraíso de los inversores y lleva unos años convertido en el infierno de casi todos.
Leo en la edición digital de algunos periódicos que el precio de la vivienda nueva cayó un 3,5 por ciento en 2010 y que ya lleva acumulado un descenso de más del 13 por ciento con respecto a los máximos que alcanzó en 2007. Probablemente el descenso real es mayor del que reflejan las estadísticas oficiales y, desde mi punto de vista, es bueno que los precios del ladrillo no recuperen la senda alcista, porque entonces volveríamos a las andadas. A pesar de los recortes de los últimos años, hay que decir que el precio medio de la vivienda nueva se sitúa en el mercado libre en unos 1825 euros el metro cuadrado, lo cual quiere decir que un piso de 100 metros cuadrados alcanza los 200.000 euros, si incluimos los costes asociados a la compraventa. Lo dramático es que esos 200.000 euros multiplican nada menos que por 9 veces el sueldo medio bruto de un trabajador español.
Y si hablamos de la vivienda protegida, el precio medio del metro cuadrado se situó a finales de 2010 en 1163 euros. El mismo piso de 100 metros tendría en este caso un coste total de unos 126.000 euros, y multiplica por más de 5 el salario medio, lo cual tampo es moco de pavo.
Así que necesitamos que los precios sigan moderándose para purgar los excesos de la burbuja anterior. Y hasta me atrevería a decir algo mas: lo que de verdad necesitamos es que la vivienda deje ser el activo preferido para la inversión. Hay que recordar que la vienda, antes que ninguna otra cosa, es un derecho constitucional y muchos compatriotas han visto imposibilitado el ejercicio de ese derecho por culpa de la manía especulativa que nos entró a todos y que nos llevó a poner los precios del ladrillo por las nubes.
Queridos lectores de ZD, termino por donde empezaba: no me atrevo a hacer pronósticos, pero sí me atrevo a dar una recomendación. Vamos a olvidarnos, al menos por ahora, del ladrillo y vamos a canalizar los ahorros y la inversión hacia la deuda pública y -los más intrépidos- hacia la renta variable. No le haremos mal a nadie y en cambio le estaremos haciendo un bien a España, por lo menos a esa parte de España que ve el acceso a una vivienda digna como un sueño inalcanzable.

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