martes, 3 de enero de 2012

EL RECORTE DEL DÉFICIT Y LA IHR

Dinero llama a dinero –decían a veces los mayores en la barbería de la aldea remota-. Pero lo mucho a lo poco –remataba presto y con sorna alguno de los parroquianos-. La sabiduría popular nunca ha necesitado de la teoría económica para tener siempre presente que la riqueza –dejada al albur de eso que ahora llamamos los mercados- tiende a concentrarse en pocas manos.
En las medidas de ajuste aprobadas por el Consejo de Ministros en su última reunión de 2011 no hay absolutamente nada (más bien al contrario) para paliar este problema –esta injusticia- que viene agudizándose a lo largo de los últimos años: los ricos se hacen más ricos y los pobres se hunden un poco más en la pobreza. La Vicepresidenta habló pomposamente de un “recargo temporal de solidaridad” en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Pero todos sabemos que, en España, la recaudación por IRPF la soportan casi en exclusiva los asalariados y las denominadas clases medias. Las grandes fortunas no tributan por IRPF y prácticamente tampoco por el impuesto sobre las plusvalías del capital, puesto que disponen de una triquiñuela legal –las SICAV, Sociedades de Inversión de Capital Variable- que sólo está al alcance de quienes sean capaces de reunir un capital inicial mínimo de 2,4 millones de euros.
Al tiempo que se aprobaban las medidas del Gobierno, conocíamos el sueldo anual que ha tenido a bien asignarse a sí mismo el señor Presidente de Bankia, don Rodrigo Rato Figaredo, que fue Vicepresidente del Gobierno en la anterior etapa del PP: 2,3 millones de euros anuales en concepto de retribuciones fijas, a las que habrá que sumar una serie larga de conceptos variables. Un sueldo más de 10 veces superior a lo que cobra el Rey de España y a lo que cobraba el propio señor Rato cuando era Director Gerente del Fondo Monetario Internacional. ¿No debería el Consejo de Ministros haber incluido entre sus medidas algún recargo extra en el Impuesto de Sociedades para las empresas, públicas o privadas, que abonan sueldos tan “galácticos” a sus altos directivos? ¿Y no deberían las Comunidades Autónomas recuperar el Impuesto de Sucesiones, que tan alegremente se dedicaron a suprimir (o bonificar en un 99% de la cuota) bajo el liderazgo de doña Esperanza Aguirre?
El Ejecutivo del PP ha incumplido palmariamente las promesas electorales que hizo el señor Rajoy y las intenciones que expuso en el debate de investidura. Para justificar este proceder han recurrido al mismo expediente que en 1996: echar la culpa a los anteriores. Creo que fue Joaquín Leguina quien acuñó el concepto de la Insoportable Herencia Recibida (IHR) para poner en evidencia esta táctica marrullera de los populares. Todavía recuerdo a José María Aznar asegurando en los mítines que los socialistas les habían dejado en herencia una “Seguridad Social en quiebra”. Y ahora la señora Ministra de Trabajo ha dicho a sus seguidores que no han tenido más remedio que hacer lo contrario de lo que prometían porque “los socialistas nos han dejado una España en ruinas”. Pero ni la Seguridad Social estaba en quiebra entonces ni España está en ruina ahora. Si hace 15 años mintieron para no asumir sus propias responsabilidades, ¿qué motivo podemos tener ahora para creer que nos están diciendo la verdad?
Todos los ciudadanos éramos conscientes, creo, de que habría que hacer recortes, ajustes y sacrificios para reducir el déficit. Pero el Gobierno del PP reparte de manera injusta esos sacrificios y además intenta que otros carguen con las culpas. No parece que sea una manera muy brillante de comenzar la tarea que le encargaron los electores. A ver si comparece el señor Presidente en el Congreso y nos ofrece algo que se parezca a una explicación.

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