jueves, 5 de enero de 2012

¿A QUIÉN ECHAMOS LA CULPA DEL DÉFICIT?

Dice Michael Corleone en una dramática secuencia de El Padrino III: "ardería en el Infierno si con ello pudiera garantizar la seguridad de mi familia". Mientras subo con esfuerzo esta empinadísima cuesta de enero de 2012, en la que se cumplen cuatro años desde mi salida de RNE, he recordado a uno de mis personajes cinematográficos favoritos. Porque algunas veces, atrapado por la impotencia o el desánimo, me he dicho a mí mismo: ardería en el Infierno con tal de que mis viejos compañeros me dejaran ir a echarles una mano como si fuera el último becario llegado a la redacción.
Lo peor del tiempo, además de su velocidad uniformemente acelerada, es que sólo corre hacia adelante y hacia abajo, como aquellos ríos de los que hablaba Jorge Manrique en sus coplas. No hay marcha atrás posible y quizá el infierno en que nos abrasamos sea esta imposibilidad de volver a vivir lo ya vivido.
No puedo, pues, reencarnarme en un becario. Pero sí puedo consolarme escuchando la radio ahora más que nunca. Y el otro día, mientras preparaba el desayuno, cogí al vuelo una pregunta que dejaba en las ondas una funcionaria del Estado. Qué culpa tengo yo del déficit -venía a decir la buena señora- para que ahora me hagan pagarlo reduciéndome el sueldo. Y remataba su intervención pidiendo que "alguien me lo explique".
Lo primero que yo le habría dicho a esta oyente -o escuchante, como dicen en el programa de Pepa Fernández- es que con el déficit ocurre como con el colesterol: hay uno bueno y otro malo. Puede hablarse de déficit bueno cuando su tamaño es moderado y viene causado por las inversiones del Estado en investigación, en mejora de las carreteras, de los ferrocarriles, de las escuelas públicas, de la sanidad, de la defensa nacional, etc. Y nos encontramos ante un déficit malo cuando su tamaño es demasiado grande y además está causado por los llamados gastos corrientes: pagos a proveedores, intereses de la deuda, gastos de personal, etc. Podríamos añadir que hay un déficit malo, pero inevitable y defendible: aquel que viene causado por las prestaciones sociales, principalmente la del desempleo, que se ha disparado a consecuencia de la crisis. De hecho, la caída de los ingresos y el incremento de la partida dedicada a los parados son los dos grandes boquetes que se han abierto en la línea de flotación de las cuentas públicas.
¿Quién tiene la culpa de todo esto? Para la mayoría de los ciudadanos la respuesta, creo yo, está muy clara: los políticos. Siempre es socorrido disponer de un muñeco con el que jugar al pim, pam, pum. Pero las cosas son un poco más complejas. Es cierto que hemos padecido la gestión de políticos despilfarradores y la propia estructura del Estado -tan descentralizada y con tanto cargo y tanto asesor nombrados a dedo- favorece un cierto descontrol. Pero aunque tuviéramos el país mejor mejor administrado del mundo y nuestros políticos fueran de una rectitud luterana, seguiríamos encontrándonos con un déficit importante; quizá no del 8 por ciento, como pregonan ahora los miembros del Gobierno, pero muy elevado en todo caso.
Entonces, respondiendo a la pregunta de la funcionaria, habría que decir que "culpables" del déficit somos todos, aunque haya algunos más culpables que otros: los evasores de impuestos, los corruptos, los que no controlan las partidas presupuestarias bajo su mando, los que perciben prestaciones indebidas. Si todos somos "culpables" -en la medida en que nos beneficiamos de esos desequilibrios en que incurren las administraciones públicas-,entre todos tendremos que cargar con la "penitencia", aunque ya se ha dicho aquí que lo malo del actual Gobierno es que reparte mal esa penitencia.
Por otro lado, con el déficit pasa lo mismo que con ciertas medicinas: que no se le pueden retirar al enfermo de forma brusca, sino poco a poco. Los planes actuales de la UE para retirar la medicina al enfermo a marchas forzadas son excesivos y nos van a hundir un poco más en la recesión. Y mientras haya recesión no mejorarán los ingresos, lo cual nos aboca a un amenazante círculo vicioso.

1 comentario:

carlitos - casas en venta dijo...

bueno yo creo que encontrar a quien echale la culpa es facil.. dedicarse a buscar las soluciones es mas complicado..