martes, 30 de septiembre de 2008

¿HACIA LA REFUNDACIÓN DEL CAPITALISMO?

Las crisis financieras, el inflado y posterior estallido de las burbujas especulativas son tan consustanciales al capitalismo como la avaricia al ser humano. Confieso que uno de los datos que más me ha llamado la atención, en estos días de quiebras y negociaciones al borde del abismo, es que algunas entidades financieras -españolas y no españolas- habían comprado a Lehman Brothers bonos que podían llegar a rendir un 25 por ciento anual.
Dicen que los productos que ofrecían Lehman y otros bancos de inversión eran tan enrevesados que ni siquiera los expertos eran capaces de desentrañar su verdadera esencia. No me extraña esa complejidad extrema, porque hace falta mucho maquillaje, mucha ingeniería financiera, para hacer atractiva y creíble una oferta -¡el 25 por ciento anual!- que suena demasiado a "toco-mocho".
Creo que en las informaciones publicadas en los medios de comunicación se ha hecho mucho hincapié en los aspectos más obvios del problema -las hipotecas dejaron de pagarse, los activos que se creían seguros se convirtieron en "activos tóxicos", los bancos no se fían y no se prestan entre sí, la Reserva Federal quiere emplear 700.000 millones de dólares de los contribuyentes para el plan de rescate, etc.- y no se ha explicado en detalle cómo los "timadores" captaban dinero con la promesa de un 25 por ciento a partir de unas hipotecas por las que los titulares estaban pagando una tasa del 5 ó 6 por ciento anual. Tampoco se ha explicado suficientemente por qué miles y miles de inversores y gerentes bancarios se dejaron engatusar por esas ofertas, qué tenía que suceder para que esa promesa del 25 por ciento se hiciera efectiva.
El Presidente francés, y presidente de turno de la Unión Europea, Nicolás Sarkozy, ha propuesto una refundación del capitalismo sobre unas nuevas bases morales, orientadas sobre todo al esfuerzo y a la creación de riqueza real y no tanto a la pura especulación financiera. Sarkozy tiene siempre en la cabeza a esa "Francia que se levanta temprano", según le gusta repetir una y otra vez en sus discursos. Pero no creo que el ascetismo de los franceses madrugadores vaya a derrotar, como modelo, al hedonismo de los que sueñan -y a veces consiguen- hacer dinero a espuertas.
El problema es que la riqueza financiera, que muchas veces no es más que humo, crece mucho más deprisa que la riqueza real. Lo hemos visto aquí con el ladrillo: lo que hoy valía diez mañana valía veinte; y muchos han hecho dinero, algunos han amasado grandes fortunas, y otros muchos se ven ahora atrapados por unas deudas que les pueden llevar a la ruina.
¿Podría refundarse el capitalismo? Antes habría que refundar al ser humano, y no creo que esto segundo sea posible. El comunismo, originariamente, fue un intento de fundar una sociedad y una economía basadas en la propiedad colectiva de los medios de producción y ya se vio en qué clase de horror desembocó el intento. La economía basada en la búsqueda del interés individual, en la propiedad privada, en el mercado, se ajusta mejor a las tendencias naturales del ser humano, egoísta y avaricioso.
Seguirá, por tanto, el capitalismo, porque otra alternativa no hay. Aumentarán los controles y las regulaciones, quizá por un tiempo reine la prudencia, como ha pasado en nuestras carreteras después del carnet por puntos, pero la avaricia y la especulación volverán a la escena. Cuando el estallido de la burbuja tecnológica, una de las cosas que más me asombraron fue que la llamada tecnología UMTS para la telefonía móvil -por la que se subastaban y pagaban licencias multimillonarias- era sólo humo: mis amigos me dijeron que, en realidad, esa tecnología no estaba disponible en el mercado, pero era algo que se pensaba que iba a existir. Muchos comparan lo que está sucediendo en estos días con el "crash" del 29, pero el gran economista John Kennet Galbraight se pasó una buena parte de su vida advirtiendo del peligro de que volviera a repetirse lo ocurrido hace ahora 79 años. No vivió lo suficiente para comprobar cómo los hechos parecen darle la razón.

viernes, 26 de septiembre de 2008

PRESUPUESTOS AUSTEROS, RIGUROSOS Y DE PERFIL SOCIAL

El Consejo de Ministros de este viernes ha dado el visto bueno al proyecto de Presupuestos para el año que viene. Unas cuentas públicas que la Vicepresidenta De la Vega y el Vicepresidente Solbes han calificado como las más austeras de los últimos años. Una austeridad que no impedirá, según ellos, atender suficientemente a las necesidades de gasto social y de inversión en infraestructuras y otros conceptos, como la Investigación y el Desarrollo, que ayuden a mejorar la capacidad competitiva de la economía española. Solbes entregará el proyecto en el Congreso la semana que viene y parece que al final tendrán menos dificultades de las previstas para conseguir la mayoría necesaria.
Un par de días antes de esta aprobación en el Consejo, concretamente el miércoles por la mañana, se celebró en la Cámara Baja la sesión de control al Gobierno. Estuve siguiendo esta sesión y escribí lo que sigue:
"Los últimos presupuestos rigurosos se los dejó hechos en 2.004 Cristóbal Montoro; ustedes sólo han sido capaces de elaborar presupuestos rigurosamente falsos". Con esta andanada dirigida a la Vicepresidenta De la Vega, abría esta mañana la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, la sesión semanal de control al Gobierno. Una sesión de la que ha estado ausente el Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que se encuentra en Nueva York para participar en la asamblea anual de la ONU.
María Teresa Fernández de la Vega ha asegurado que los presupuestos 2009, que el Consejo de Ministros aprobará el próximo viernes, serán "los que necesita España, rigurosos, austeros y volcados en el impulso a la inversiones y el mantenimiento del gasto social". Una respuesta acogida con abucheos en la bancada popular, mientras Sáenz de Santamaría aseguraba que ni una sola de las previsiones en que se apoyaban las cuentas públicas de 2.008 se ha cumplido. Abucheos que se tornaban en fuertes aplausos cuando la portavoz popular concluía que "ustedes mismos han reconocido ahora que esta es la peor crisis desde que el señor Solbes tiene uso de razón, pero es la crisis a la que nos han llevado ustedes, porque está claro que la economía no es lo suyo y ya nadie cree ni en su promesas de gasto social ni en sus promesas de austeridad".
La Vicepresidenta Primera también ha conseguido grandes aplausos de los suyos cuando ha acusado a su oponente de practicar "un pugilismo de salón", de dedicarse a sembrar la desconfianza en lugar de proponer soluciones que pudieran ser viables. De la Vega ha asegurado que el Gobierno dirá no si el PP se empeña en las viejas recetas basadas en los recortes del gasto y los derechos sociales. A su juicio, "lo que necesita el Partido Popular es una inyección que les vacune frente a la retórica xenófoba e insolidaria de que han hecho gala en los últimos días". El aludido Pedro Solbes, sentado a la izquierda de su colega de Gabinete, ha reconocido después que es "preocupante" el aumento de la morosidad en España, pero añadía a renglón seguido que los datos que presenta la banca española son mejores que en el resto de Europa y mucho mejores que en Estados Unidos. Era la respuesta del Vicepresidente Económico a la pregunta formulada por el diputado popular Ramón Aguirre, quien ha subrayado que en la actualidad el volumen de créditos morosos se ha situado en el 2,2 y podría llegar hasta el 6 por ciento a lo largo del año que viene. "Despiértese y haga algo", gritaba Aguirre desde el escaño tras destacar la alarma roja que está emitiendo la morosidad; y Solbes se preguntaba por qué los populares creen que hablando tan alto llevan más razón.

lunes, 22 de septiembre de 2008

LAS "HIPOTECAS LOCAS" Y EL DINERO DE LOS CONTRIBUYENTES

En las bolsas no cotizan las realidades, los hechos y datos objetivos. Lo que de verdad cotiza son las expectativas. Las realidades nos remiten a un mundo prosaico y vulgar, donde al pan se le llama pan y al vino, vino. Ese mundo tan transparente, donde cualquiera puede saber de qué se está hablando y tocar con sus propias manos lo que tratan de venderle, no encaja bien con los diseñadores de ingenierías financieras. Las expectativas, sin embargo, les van como anillo al dedo a los hacedores del sacrosanto "mercado". La expectativas son etéreas, inasibles, y nos remiten a un mundo de sueños que a veces se cumplen y otras se tornan en pesadillas. "Compra con el rumor y vende con la noticia", es otra de las frases que aprendí en mi época de informador en el parqué madrileño.
En este Septiembre de 2008 la bóveda celeste ha estado a punto de desplomarse sobre nuestras cabezas por culpa de las expectativas de grandes beneficios que algunos concibieron a base de emitir deuda respaldada por unas hipotecas que, a su vez, estaban respaldadas por el valor de unas casas que se habían vendido como rosquillas. Se suponía que el precio de las viviendas iba a mantenerse indefinidamente alto, pero sucedió todo lo contrario. Y cuando los ciudadanos que habían contratado los préstamos hipotecarios dejaron de pagar sus cuotas mensuales, todo el tinglado se vino abajo, como un castillo de naipes.
Se ha destacado mucho, en las informaciones de estos últimos días, el coste que puede tener para la Reserva Federal de los Estados Unidos -y por tanto para los contribuyentes- el intento de devolver a los mercados financieros la tranquilidad y la confianza, mediante la compra de lo que se ha dado en llamar los "activos intoxicados" por las hipotecas basura. Lo que no se ha destacado tanto es el coste que tendrían que pagar los ciudadanos en caso de que la intervención de la Reserva Federal no se hubiera producido.
Aunque el paralelismo pueda parecer exagerado, esta intervención del Gobierno de los Estados Unidos me ha recordado la intervención de Banesto por el Banco de España, ocurrida en Diciembre de 1.993. El agujero patrimonial en la entidad que dirigía Mario Conde fue cifrado en 605.000 millones de pesetas. Y los primeros que perdieron todo su dinero fueron los accionistas, puesto que el desfase patrimonial era superior al capital social de la entidad. Hubo de hacerse una ampliación de capital, suscrita en su mayor parte por el Banco de España, con el fin de evitar la quiebra. Posteriormente, la autoridad monetaria -dirigida entonces con mano maestra por Luis Angel Rojo- subastó el nuevo Banesto saneado y ese tiburón llamado Emilio Botín se lo comió al precio de 763 pesetas por título. El saldo final de la operación no fue tan malo, si tenemos en cuenta que al salvar Banesto se evitó un posible desplome de todo el sistema bancario.
Ahora la Reserva Federal va a gastar 700.000 millones de dólares para comprar los bonos que nadie quiere y cuyo valor se aproxima a cero. Pero, a medida que las hipotecas se vayan ejecutando y se vayan vendiendo las propiedades inmobiliarias que las respaldan, el organismo que dirige Ben Bernanke, recuperará una buena parte de ese dinero y las pérdidas, por tanto, serán mucho menores.
Lo que todavía sigo sin comprender es cuál es la razón por la que la caída de los precios inmobiliarios se ha trasladado tan rápidamente, y con tal virulencia, a los balances de los bancos. No he encontrado datos sobre el total de las hipotecas concedidas y el total de las que han dejado de pagarse. En España también se han estancado o han bajado los precios de las viviendas, pero la gente, en general, sigue pagando religiosamente sus cuotas mensuales y el aumento de la morosidad no ha sido demasiado grande. Aquí puede que haya un elemento cultural, casi antropológico, que nos diferencia de los americanos: la gente se aferra a su propiedad y hace lo que sea con tal de evitar que se la embarguen. Puede también que el aspecto especulativo de la inversión en ladrillo fuera aún más fuerte allí que aquí. Y puede, por último, que los préstamos hipotecarios se concedieran allí con menos garantías y más alegremente que aquí.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

RAJOY Y RODRÍGUEZ ZAPATERO SE ECHAN EN CARA SU "VISTA DE LINCE" EN RELACIÓN CON LA CRISIS

Como en los viejos poblados del Oeste, el Parlamento, en estos comienzos del período otoñal de sesiones, parece ese lugar donde no hay sitio para el que domina el territorio y para el que forcejea por arrebatárselo. Sentados cara a cara, desde la cabecera del banco azul y desde la cabecera de los escaños de la oposición, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se lanzan palabras hirientes, directas a los puntos débiles del adversario.
El que más recurre a los epítetos, como corresponde a su condición de aspirante, es Rajoy. "Como pitoniso no tiene usted precio", le ha dicho esta mañana al Presidente después de recordarle una larga ristra de pronósticos y afirmaciones optimistas que la realidad se ha encargado de desmentir. "Ha demostrado tener una vista de lince", remachaba sarcásticamente el gallego antes de que el leonés se irguiera como un resorte en su escacho para decir con displicencia que, por razones de tiempo y espacio, no entraría "en la vista de lince que tiene usted, señor Rajoy".
La sesión de control, tan madrugadora bajo el mandato de Bono, discurría tranquila hasta el electrizante encontronazo dialéctico de los dos líderes, esta vez a propósito de la industria y de su capacidad para reemplazar a la construcción como el motor del crecimiento económico español. Según Rodríguez Zapatero, nuestro sector industrial se ha fortalecido en los últimos años, y para demostrarlo a echado mano a las cifras de las exportaciones, al aumento de empresas y empleo en el sector de las altas tecnologías. Pero Rajoy, como ya demostró el otro día con ocasión del debate económico, está muy cerca del "váyase, señor Zapatero". "El problema no es la industria, el problema es usted -le ha dicho al Jefe del Gobierno- porque mientras el sector está en recesión, como demuestran el aumento del desempleo y la caída de las ventas de automóviles, usted se dedica a echar la culpa a los de fuera; ya quisiera yo tener una industria como la de Estados Unidos.Y las dificultades crecientes de nuestra industria para conseguir créditos se deben a la falta de confianza en usted, que ha engañado, ha mentido y se ha convertido en una parte muy importante del problema económico que hoy tiene España".
Las palabras volaban de una parte a otra del Hemiciclo como chuzos de punta, pero ZP tampoco es manco y menos aún mudo. "Yo puedo ser un problema para usted, señor Rajoy, pero no para la industria y prefiero la industria española a la de cualquier otro país; y lo que le pido es que, al menos por una vez, diga algo bueno de nuestras empresas, diga algo que ayude a recuperar la confianza". Y en el aire de la cámara quedaba un reto, un desafío, mientras De la Vega y Sáenz de Santa María se preparaban ya para su duelo semanal y Bono advertía sobre la fugacidad del tiempo: "le emplazo a que analicemos los datos sobre exportaciones e importaciones, porque usted tendrá que venir aquí a reconocer que se ha equivocado". Un desafío no sólo incruento, sino además imposible, porque los aburridos datos del déficit comercial no son materia apropiada para los líderes, son cosa de secretarios de estado y portavoces de comisión, como mucho.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

RODRÍGUEZ ZAPATERO RECONOCE QUE LA CRISIS VA A PEOR, PERO NO OFRECE NUEVAS MEDIDAS DE CHOQUE

El Presidente del Gobierno ha reconocido esta mañana en el Pleno del Congreso que la crisis económica va a peor, que los próximos trimestres serán duros, sobre todo por el aumento del paro, pero ha renunciado a ofrecer un nuevo conjunto amplio de medidas para tratar de frenar ese deterioro. "No tiene sentido improvisar", ha dicho Rodríguez Zapatero para justificar ante los diputados el hecho de que su intervención de hoy fuera casi una repetición de la de hace dos meses, al final del anterior período de sesiones.
El sector inmobiliario y de la construcción, el más afectado por la caída de la actividad, ha sido el destinatario de dos de las escasas novedades en el discurso del Jefe del Gobierno. La primera es que se autorizarán sociedades cotizadas en Bolsa y dedicadas a la inversión en este sector de la vivienda, con el fin de dotarle de una mayor liquidez; y la segunda es una nueva línea de crédito del ICO, por valor de 3.000 millones, destinada a empresas que empleen esos préstamos en la construcción de viviendas en alquiler.
Aunque Rodríguez Zapatero ha hecho un análisis más crudo y realista que en otras ocasiones, no se ha resistido a ofrecer una visión optimista para el futuro. Por ejemplo, ha pronosticado un descenso de la inflación hasta el 4 por ciento de aquí a fin de año y ha cifrado en un 1 por ciento el crecimiento del año que viene, frente a la previsión de la Comisión Europea, que atribuye a España un cuadro de recesión económica ya en el segundo semestre de este año. En materia presupuestaria, el Presidente del Gobierno ha prometido austeridad, con un incremento del gasto no superior al 3,5 por ciento. Esa austeridad no afectará al gasto social y a la inversión en infraestructuras, ya que ambas partidas crecerán por encima de la media.
El Presidente del PP, Mariano Rajoy, en vista de que no había grandes novedades, ha lanzado esta pregunta a Rodríguez Zapatero: "¿a qué ha venido usted?". Lo malo es que la pregunta la llevaba escrita de antemano, lo cual ha servido en bandeja la réplica del Presidente: "puede ser discutible a qué he venido yo, pero el señor Rajoy ha venido a no escuchar". Pero, más allá de la esgrima dialéctica, el líder popular ha puesto el dedo en la llaga de los tres desequilibrios básicos que causan que España sufra un impacto mayor de la crisis: la inflación, especialmente en el capítulo de los productos básicos, el déficit exterior, que alcanza ya la cifra del 11 por ciento del PIB y el acelerado deterioro de las cuentas públicas, que ya han visto evaporarse el superávit que había. Rajoy ha añadido que la mejor medida para crear empleo es recuperar la confianza y a ello ayudaría la rebaja del Impuesto de Sociedades hasta el 20 por ciento para las pequeñas y medianas empresas. Ha propuesto además que el gasto público total no crezca más del 2 por ciento, y ha terminado su discurso con una frase enigmática que podría interpretarse como una petición de dimisión: "si usted no es capaz de aportar las soluciones -le ha dicho a Rodríguez Zapatero- deje de ser parte sustancial del problema".
En conjunto, el debate del Presidente con el resto de portavoces ha sido de tono amable, aunque ninguno ha ocultado las críticas al Gobierno y menos aún las exigencias concretas. Durán i Lleida ha insistido una y otra vez en la necesidad de una nueva financiación para Cataluña; y Josu Erkoreka, del PNV, ha emplazado a emprender cuanto antes la negociación sobre las transferencias pendientes. Zapatero les ha pedido a todos que transmitan un mensaje de confianza en la capacidad del país, aunque no les convenza la política de quien está al mando.

ACLARACIONES SOBRE POLÍTICA MIGRATORIA

Rodríguez Zapatero ha aprovechado su réplica a los portavoces parlamentarios para fijar la posición del Gobierno en relación con los flujos migratorios, asunto este que la semana pasada ocasionó una cierta confrontación interna en el Ejecutivo, cuando la Vicepresidenta De la Vega desautorizó lo que había dicho el Ministro de Trabajo en el sentido de que la llegada de nuevos inmigrantes debía tender a cero. El Presidente le ha echado un capote a Celestino Corbacho, porque ha dicho que "en la actual situación es natural que la oferta de nuevas contrataciones se reduzca de manera significativa y los países de origen deben saber que las expectativas de empleo en España son mucho menores en estos momentos". No obstante ha reiterado que se cubrirán las necesidades en materia de contratación temporal y en el llamado catálogo de puestos de difícil ocupación.

domingo, 7 de septiembre de 2008

PÉRDIDAS BURSÁTILES: VALOR Y CORAJE ( Y UN POQUITO DE PACIENCIA )

Parece que este 2008 va a ser uno de los peores años para las bolsas españolas. El Ibex-35 ha cerrado la primera semana de Septiembre en 11.139,7 puntos, el mínimo anual; y la impresión generalizada es que todavía no ha tocado suelo. El llamado Índice Selectivo ha perdido más de un 26 por ciento desde el uno de Enero y, en la época reciente, sólo se recuerda un ejercicio igual de malo: fue en 2.002, cuando el Índice cayó un 27 por ciento después del estallido de la burbuja tecnológica. Este mal comportamiento de los valores de la renta variable está teniendo una fuerte incidencia en los fondos de inversión y de pensiones, aunque quizá la actitud más recomendable sea la de poner al mal tiempo buena cara, con la esperanza de que las cosas mejoren a medio plazo.
"Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras". Esta es la coletilla que emplean siempre las gestoras de los fondos de inversión y de pensiones cuando hacen publicidad de sus productos y de sus éxitos. La advertencia es pertinente y obedece a la cautela mínima que uno debe tener antes de colocar sus ahorros en estos productos. Pero si es cierto que el pasado no garantiza el futuro, también lo es que difícilmente se puede atisbar lo que ocurrirá en años venideros sin echar un vistazo a lo que pasó en los anteriores. En 2006, por ejemplo, la subida fue del 36 por ciento; diez años antes, un 47 por ciento; el récord de la época reciente lo tiene el "año mágico" del 92, con un incremento del 61 por ciento. Según un informe que encontré rastreando datos en la Red, entre el 92 y el 2006 el Ibex-35 ofreció una rentabilidad media anual de más del 15 por ciento, es decir, una rentabilidad superior incluso a la ofrecida por el ladrillo, que ha sido la "gran estrella" del ahorro y la inversión en la España de las últimas décadas.
Esta mirada al pasado podría ser la base para un pronóstico optimista, pero lo cierto es que a día de hoy, domingo 7 de Septiembre, el Índice principal del mercado español lleva perdido casi un tercio de su valor con respecto al máximo histórico que alcanzó a mediados del año pasado, poco antes de que estallase la crisis financiera causada por las que podríamos llamar "hipotecas locas" de los Estados Unidos. Supongo que hace falta valor y coraje para mantenerse en un fondo de inversión o de pensiones del que uno ha visto evaporarse la tercera parte del patrimonio que tenía acumulado. Es como el que tiene que tirarse en paracaídas: le puedes contar que todos los paracaídas anteriores se abrieron a su debido tiempo, pero el que tiene que reunir el coraje para lanzarse al vacío es él.
¿Es este un buen momento para iniciar un plan de ahorro a largo plazo invirtiendo en los valores de la Bolsa española? Posiblemente sí, aunque lo malo de la renta variable es que nunca se sabe hasta dónde pueden llegar las carreras alcistas o bajistas. En consecuencia, es muy difícil saber cuál es el momento ideal para comprar y para vender. Recuerdo un dicho famoso del "parqué" madrileño de cuando yo hacía la crónica de Bolsa para los informativos de RNE: hay que dejar que el último duro lo gane otro. Si no me falla la memoria, el Ibex-35 arrancó con un valor de 1.000 puntos en 1.989. En 19 años ha llegado a los 11.000 puntos, lo cual implica una rentabilidad anual ( promediando años malos y buenos) de más del 12 por ciento. La deuda pública, que es la gran referencia alternativa, ha ofrecido unos rendimientos 7 u 8 puntos inferiores.
Lo que yo recomendaría -con mi tendencia inveterada a meterme en camisa de once varas- es no elegir sólo un valor o un grupo muy reducido de valores: esa opción se parece demasiado a probar suerte en un casino. Es mejor elegir uno de esos fondos ( todas las entidades bancarias los tienen ) que imitan en su cartera la composición del Ibex y tratan de batirlo, como piedra de toque para calibrar la calidad de su gestión. Otra recomendación sería no invertir mucho de golpe, sino trazarse un plan de aportaciones sistemáticas ( una cuota mensual, como se hace con los fondos de pensiones ). La ventaja de esta segunda opción es que, si el Índice sigue cayendo, se abarata el precio medio de las compras y será más fácil salir de los números rojos cuando llegue la recuperación. Y, por supuesto, nunca jamás dedicarse a la renta variable con dinero prestado, cosa que sí se ha hecho a mansalva con el ladrillo y ahora estamos viendo los resultados. ¿Ofrecerá la Bolsa española durante los próximos diez años la misma rentabilidad que ha ofrecido en las últimas dos décadas? Si yo fuera capaz de responder con seguridad a esa pregunta correría a instalar un "chiringuito" financiero en lugar de matar el tiempo libre en este cuaderno de bitácora. Pero lo que sí puedo decir es que muy mal tienen que ir las cosas para que la renta variable no ofrezca, por término medio, tres o cuatro puntos anuales más que la deuda pública. Ya sólo nos falta reunir el arrojo necesario para tirarnos al ruedo en plan "espontáneo".

miércoles, 3 de septiembre de 2008

PALABRERÍA DE OBAMA

Hace muchos años, cuando el matrimonio Clinton peleaba a brazo partido para desalojar de la Casa Blanca al primer Bush, creí que si ganaban los demócratas la sociedad estadounidense podría experimentar algunos cambios positivos y apreciables. Era lo que repetía una y otra vez el ex-Gobernador de Arkansas con su oratoria brillantísima. Pero las cosas no fueron como Clinton y su equipo habían prometido. No digo que a los norteamericanos o al resto de los habitantes del planeta deba sernos indiferente que haya una Administración demócrata o republicana. Pero lo cierto es que bajo el mandato de Clinton la gestión gubernamental estuvo muy lejos de las ilusiones que se habían despertado. Estados Unidos siguió comportándose como la gran potencia imperial, no mejoró apreciablemente el reparto de la riqueza, no hubo atención sanitaria universal, que era el gran proyecto apadrinado por Hillary, no se modificó la alianza estratégica con Israel, no mejoró la ayuda norteamericana a los países en desarrollo.
Ahora llega Barack Obama, otro orador brillantísimo según dicen los cronistas, y asegura que "ha llegado la hora de cambiar América" y de "renovar la promesa americana y mantenerla viva en el Siglo XXI". No creo que haya nada interesante detrás de esa palabrería. No creo que pueda esperarse gran cosa de un hombre que, cuando vio que su pertenencia a una determinada Iglesia era gravemente perjudicial para sus expectativas electorales, resolvió la cuestión con el anuncio de que se daba de baja y se pasaba a otra Iglesia. No creo que pueda derivarse nada bueno de esa mezcolanza impúdica de religión y política a la que son tan aficionados los políticos norteamericanos.
Y el caso es que Obama parece encandilar no sólo a quienes acuden a sus multitudinarios mítines, sino también a los periodistas que siguen sus actividades. He aquí un ejemplo sacado de una crónica enviada desde Denver: "en un memorable discurso...que será citado durante décadas como uno de los más grandes acontecimientos..." Y más adelante añade el abducido cronista: "todas las dudas quedaron despejadas, Obama se confirmó en una cálida noche de final de verano como un personaje excepcional, como el más visionario y carismático político de la actualidad". Bueno, bueno, bueno, a esto solíamos llamarlo "síndrome de Estocolmo", por su similitud con esa identificación que a veces sufren las víctimas con sus verdugos o secuestradores.
¿Quien se acordará del discurso de Denver si Obama no gana en Noviembre? Cierto que ya ha hecho historia al convertirse en el primer candidato negro y cierto también que esa historia se agrandará aún más si logra hacerse con el Despacho Oval. Pero ese hecho, por sí mismo, no significará más bienestar social ni mejor política exterior ni más justicia social ni nada de nada. Y para colmo de males, esa retórica militarista y un poco ridícula acerca de los "comandantes en jefe". ¿Qué se puede esperar de un país en el que los aspirantes a la Presidencia debaten contínuamente sobre valores morales y religiosos y sobre quién reune mejores virtudes para el puesto de "comandante en jefe"?.
"Cada uno de nosotros -dijo Obama- puede perseguir sus sueños individuales, pero tenemos que seguir juntos como una familia americana para que las siguientes generaciones puedan también perseguir sus propios sueños". Palabras, palabras y palabras. Mientras tanto sigue la ignomia de Guantánamo, la ignominia de la pena de muerte, el sagrado derecho a portar armas de fuego, la ignominia de decenas de millones de personas en situación de pobreza extrema, excluídas de toda atención o protección social. ¿Podría Obama acabar con todo eso? No lo creo; y de John McCain -el viejo héroe de Vietnam echado en brazos de una bella mujer que cree a pies juntillas que el mundo lo hizo Dios en siete días- para qué vamos a hablar. Por cierto, que el inesperado crecimiento de la americana familia de la señora Palin puede desbrozar el camino del senador de Illinois.