viernes, 25 de diciembre de 2015

ELECCIONES DEL 20-D: EL LABERINTO ESPAÑOL

     La composición del parlamento español salida de las urnas el 20 de diciembre me recuerda mucho la situación que se produjo en los años 93 y 96, cuando ni socialistas ni populares tenían mayoría suficiente para formar gobierno por sí solos. En el año 93 Felipe González se vio obligado a recurrir a los nacionalistas catalanes para obtener la mayoría necesaria y fue dando tumbos hasta que Jordi Pujol le retiró la respiración asistida y le obligó a convocar elecciones anticipadas.  El ganador de aquellas elecciones, también por una mayoría insuficiente, fue el Partido Popular encabezado por José María Aznar. Y entonces hicimos un descubrimiento asombroso: el antiguo recaudador de impuestos en La Rioja hablaba catalán en la intimidad.
     Fueron años de gran protagonismo para los nacionalistas en la gobernación de España, años que ellos aprovecharon a fondo para ir arrimando el ascua a su sardina. Todavía no sabíamos nada de la herencia de los Pujol en Andorra y el Presidente de la Generalitat era considerado por todos como un auténtico hombre de estado. Yo recuerdo con mucha nitidez un encuentro entre Pujol y Aznar en la Moncloa, que duró horas y horas (incluso se tomaron un descanso para una cabezacita después de comer) y en el que hablaron no sólo de política y economía, sino de todo lo divino y lo humano, incluidas las grandes joyas del arte románico en Cataluña.
     Después de los resultados habidos  en las elecciones del 20 de diciembre, podríamos decir que volvemos a las andadas pero en unas condiciones mucho peores para los intereses generales de la sociedad española y para los intereses de España como estado. A los nacionalistas ya no les basta con negociar cambios o nuevas competencias o nuevas financiaciones en el marco constitucional, ahora quieren el derecho a la secesión, ni más ni menos. Y lo que es peor, ahora cuentan con un aliado importante, llamado Podemos, que les ha prometido dar satisfacción a todas sus exigencias, comenzando por un referendum de autodeterminación en Cataluña. En tales circunstancias, me parece, al resto de demócratas españoles se nos plantea una necesidad ineludible: tenemos que gritar ¡no pasarán! y establecer en torno a los nacionalistas un cordón sanitario, como los demócrtas franceses lo han establecido en torno a los extremistas del Frente Nacional, para evitar que se hagan con el poder regional o estatal.
     Es comprensible que el Partido Socialista se niegue a facilitar la investidura de Mariano Rajoy. Pero sus dirigentes deben comprender que la situación es esta: o los nacionalistas - y su aliado Podemos - se avienen a moverse en el marco constitucional o deben ser excluidos como socio posible para formar gobierno. Y aún en este último caso, una alianza del PSOE con Podemos más los nacionalistas - lo que Pedro Sánchez ha llamado un Gobierno de cambio y progreso- sería una operación suicida para España y para el partido fundado por Pablo Iglesias.
     El otro Pablo Iglesias (con un 20% de los votos y un  20% de escaños en el Congreso, que difícilmente podrá controlar en su totalidad llegada la hora de la verdad) se permitió decir en la noche electoral que el pueblo español "había votado por un cambio de sistema" y que las reformas constitucionales, en el sentido que él propone, son imprescindibles e inaplazables. Si llega a obtener un 30% de los sufragios y, digamos, 150 escaños, ya estaría pidiendo para sí todos los poderes y la facultad de gobernar por decreto, en coherencia con su original inspiración bolivariana. Posteriormente se ha preguntado si Sánchez manda o no manda en el PSOE, dando por supuesto que él sí que manda en Podemos y lo que él diga o negocie va a misa. No parece que ese lenguaje, en el que uno manda y los demás asienten, sea el que esperábamos oir en boca de los representantes de la nueva política. Puede que sea un hombre honrado a carta cabal y yo desde luego iría con él de cañas por Lavapiés, pero no le compraría un coche de segundamano.
     De modo que quizás lo más razonable es lo que ha propuesto Albert Rivera: dejar que gobierne el más votado y negociar entre todos - de acuerdo con el mandato de diálogo salido de las urnas - aquellos cambios que se consideren necesarios para un mejor funcionamiento de España y de la sociedad española, cambios en el ámbito constitucional, electoral, educativo, laboral o presupuestario; cambios en los que, como ocurrió en los años de la transición, podríamos estar de acuerdo la gran mayoría de los ciudadanos. 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

SÁNCHEZ CONTRA RAJOY: EL DEBATE QUE YO VI

    Hay que reconocer que un cara a cara electoral se parece mucho a un combate de boxeo en el que ambos púgiles buscan constantemente la manera de golpear en los puntos débiles del adversario al tiempo que tratan de proteger sus propias zonas más vulnerables. De esa comparación con la lucha en el cuadrilátero viene la manía de los medios de comunicación por averiguar quién ganó y quién perdió; y si la victoria fue por K. O. o a los puntos. 
     El aspirante socialista necesitaba hacer un buen papel para levantar el ánimo de los suyos ( probablemente decaído a tenor de lo que venían diciendo las encuestas ) y consolidar sus opciones de desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa o, cuando menos, asegurar para su partido la segunda plaza en una carrera que Podemos y Ciudadanos le están poniendo muy difícil. En coherencia con sus necesidades, Pedro Sánchez se lanzó al ataque en tromba desde el primer minuto, desde la primera intervención, que fue desperdiciada por completo, dado el nerviosismo que parecía mostrar el candidato. El actual jefe del Gobierno mostró más aplomo en sus palabras iniciales y consiguió perfilar sus objetivos con más claridad que el candidato socialista. A partir de ahí, Sánchez se fue adueñando de la cancha y consiguió arrinconar a Rajoy con los asuntos de la corrupción, los recortes en derechos sociales y laborales, el rescate de las entidades financieras, las mentiras a los españoles, etc. También es cierto que Rajoy contraatacaba cuanto podía  y puso al líder del PSOE en apuros cuando aseguró que los socialistas habían dejado a España hecha una ruina o cuando le exigió que explicase a la audiencia por qué él, como Presidente del Gobierno, había recortado el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad. Para un espectador neutral podría decirse que el candidato socialista iba ganando a los puntos cuando el moderador, Manuel Campo Vidal, anunció que había llegado la hora del descanso. 
     Pero enseguida comenzó la segunda parte y Pedro Sánchez, tal vez mal aconsejado por alguno de sus asesores, pensó que era posible la victoria por K. O. y traspasó una línea roja que nunca debería haber pisado. "Para ser Presidente del Gobierno hay que ser una persona decente y usted no lo es", le dijo a Rajoy después de un duro intercambio dialéctico sobre la corrupción. Me asombra que muchos espectadores, después de haber oído al líder socialista una descalificación personal tan inaceptable, le dieran por ganador del debate. Y me asombra todavía más que el diario EL PAÍS le otorgara su apoyo  en un editorial en el que criticaba los presuntos insultos proferidos por el candidato popular y, más o menos, venía a decir que Rajoy es una nenaza que no soporta la dureza de los debates políticos que se llevan por el ancho mundo.
     Al parecer la mayoría de militantes y seguidores socialistas se han sentido eufóricos por la actuación de Pedro Sánchez, quien haciendo tabla rasa del pasado que representa, suele presumir de ser "un político limpio". Es muy probable que lo sea, en efecto, puesto que hasta la fecha presente no ha tenido oportunidad de ser otra cosa.  Pero yo le pediría a él y a sus seguidores que se acuerden del año 93, cuando Felipe González ganó las elecciones frente a un José María Aznar que no paraba de hablar de paro, despilfarro y corrupción y concluía cada frase con un "váyase señor González".  Sin duda Aznar podría haber presumido entonces de ser un político limpio frente a un González que acumulaba ya tres mandatos consecutivos y había presidido varios gobiernos bajo los cuales se habían cometido crímenes de estado y escándalos de corrupción como el de Luis Roldán, los fondos reservados y la financiación ilegal del Partido Socialista. ¿Tenía entonces Felipe González la decencia necesaria para presidir el Gobierno de España? Quizá deberían pensar en ello esos militantes y simpatizantes socialistas que se han sentido tan eufóricos por lo ocurrido en la noche del pasado lunes.
      No creo que Pedro Sánchez consiguiera atraer nuevos votos para su candidatura y creo que el gran riesgo al que se enfrenta es que acaben resultando proféticas las palabras que le dirigió su oponente: "De una derrota uno puede recuperarse, pero uno no se recupera nunca de una indignidad como la que ha cometido usted aquí esta noche".  Falta muy poco para que conozcamos el veredicto de los electores. 

miércoles, 2 de diciembre de 2015

GANÓ EL DEBATE...Y PERDIÓ EL PERIODISMO RIGUROSO

Siempre se ha dicho que los periodistas no deben convertirse en los protagonistas de la noticia, aunque todos sabemos que los medios informativos tienden a valorar o despreciar los hechos noticiosos en función de sus intereses, de su orientación ideológica y de sus preferencias. El diario EL PAÍS, con el debate que organizó el lunes por la noche, nos ha dado esta semana un ejemplo deplorable. Días y días de promoción previa, en los que casi venían a decirnos que el resultado del 20D sería una consecuencia directa de este debate que ellos había organizado y que iban a difundir por Internet. Al día siguiente, un titular a cinco columnas en la portada y una docena de páginas dedicadas a glosar los distintos aspectos de lo dicho por Sánchez, Rivera e Iglesias. El autobombo llegó al delirio cuando publicaron una encuesta hecha por ellos mismos y según la cual ¡el 26% de la población! había seguido el debate. Ya hace años me sentí muy decepcionado cuando vi que en las páginas del diario madrileño se hacía más hincapié en promocionar la venta de un juego de sartenes que en dar buena información a los lectores. Mucho me temo ahora que los directivos de esa casa han perdido el sentido de la mesura y con su comportamiento lo que nos están anunciando es el comienzo de su propia decadencia.
Debo reconocer, pese a mis críticas por sus excesos, que la iniciativa era muy oportuna  y seguí el debate entre los líderes de Podemos, Ciudadanos y el PSOE con gran interés. Mi conclusión general es que fue un debate bastante flojo. Supongo que el Presidente del Gobierno hizo mal en no aceptar la invitación de los organizadores, pero si hubiera estado probablemente el resultado global habría sido aún peor. Demasiados temas para tratar, cierta precipitación y nervios de los candidatos, necesitados de aprovechar bien el tiempo para exponer sus propios programas y al mismo tiempo criticar el programa de los otros.
Me sorprendió que los internautas dieran como ganador a Iglesias, porque fue él precisamente quien cometió el mayor patinazo de la noche.  Aseguró falsamente, para criticar las llamadas "puertas giratorias" entre la política y la alta dirección de las empresas, que Trinidad Jiménez, ex-ministra socialista de Sanidad y de Exteriores, era miembro del Consejo de Administración de Telefónica. Un patinazo que demuestra que Iglesias no  había estudiado con suficiente aprovechamiento la información preparada por sus ayudantes.
Toda la obsesión de Albert Rivera era meter al Partido Popular y al Partido Socialista en el mismo saco de corrupción e ineficacia. Y toda la obsesión de Pedro Sánchez era, por un lado, situar a Rivera en el campo de "las derechas"; y por otro, llevar a Pablo Iglesias hacia el campo de la extrema izquierda. Y toda la obsesión del líder de Podemos era disputarle a Sánchez la legitimidad de las políticas socialdemócratas. Rivera cree que la solución a los problemas de España comienza con la liquidación del binomio PP-PSOE,  Sánchez lo fía todo o casi todo al dominio del BOE ( prometió una decena de derogaciones inmediatas si llega a La Moncloa) e Iglesias parece creer que somos la Suiza del sur, porque tiene un referendum para cada problema.
En el aire quedó la impresión de que cualquiera de estas tres fuerzas podría llegar a formar gobierno con cualquiera de las otras dos, aunque la combinación más probable sería PSOE-Ciudadanos.  En mi opinión, lo más rechazable de todo lo expuesto por Rivera fue su propuesta de que una parte de los diputados se elijan en distritos o circunscripciones unipersonales: eso socavaría aún más la ya escasa proporcionalidad de nuestro sistema electoral. Más interesante me pareció la propuesta de Iglesias para que la circunscripción electoral sea la comunidad autónoma y no la provincia. Lo más rechazable de lo expuesto por el líder de Podemos, aparte del inaceptable referendum para Cataluña, fue su eslogan del final: "Adiós 1978, hola 2016". No habló del "candado" del 78, pero me parece absurda esa insistencia en considerar obsoleta la Constitución del 78, porque estoy convencido de que el parlamento español no podría aprobar hoy una ley de leyes mejor que aquella. ¿Y qué fue lo más rechazable de lo dicho por Sánchez? Quizá esa manía derogatoria que mostró a lo largo de toda la noche.  No creo que el debate sirviera para decantar muchos votos hacia cualquiera de los contendientes, pero sirvió para que vayamos conociendo algo de sus programas. Lo malo es que una cosa son los programas y otra las realidades a las que uno se enfrentan cuando le encomiendan los mandos de la nave. No hay más que recordar lo que le pasó al bueno de Alexis Tsipras en Grecia.

lunes, 2 de noviembre de 2015

VARGAS LLOSA SE CONFIESA: "LO QUE ME GUSTARÍA ES LLEGAR VIVO HASTA EL FINAL"

El sábado 24 de octubre se publicó en el diario EL PAIS una extraordinaria entrevista que le hizo Juan Cruz a Mario Vargas Llosa en su apartamento de Nueva York. Una conversación muy intensa, de escritor a escritor, de amigo a amigo, en la que el autor de Conversación en la Catedral reconoce cosas tan asombrosas como que no tiene un talento natural para escribir. "Me cuesta un trabajo enorme - le dice a su interlocutor -, cada vez me cuesta más, supongo que porque el sentido autocrítico se ha agudizado con los años; pero siempre me ha costado un esfuerzo enorme".
 En la entrevista se aborda el cambio tan profundo que ha experimentado la vida privada del escritor después de emprender una nueva relación amorosa nada menos que con Isabel Preysler. A ella no se la cita por su nombre, pero es sin duda la gran responsable del estado de ánimo eufórico con que Vargas Llosa afronta su próximo octogésimo cumpleaños: "Creo que  estoy llegando a los 80 años en un estado de vida realmente maravilloso, lleno de vitalidad, abierto al mundo, viviendo experiencias riquísimas que me rejuvenecen y que me dan una gran fuerza para hacer proyectos como si no hubiera límites". "Soy inmensamente feliz -prosigue el autor de La Casa Verde - porque es una experiencia que me ha enriquecido extraordinariamente y lo único que lamento es que la felicidad se consiga muchas veces causando infelicidad a tu alrededor".  
Podríamos preguntarnos que "experiencias riquísimas" han llevado al escritor peruano a separarse de Patricia, la "primita de nariz respingona" que le hacía llorar cuando pronunció su discurso al recibir el Nobel de literatura. (Continuará)

miércoles, 23 de septiembre de 2015

JORNADA DE REFLEXIÓN

Hay quien define el enamoramiento como una pérdida total, aunque por fortuna temporal, de los sentidos. ¿Y qué se le puede decir o aconsejar a alguien completamente obnubilado por el sentimiento que se ha apoderado de su mente y su corazón? Con profunda tristeza vemos cómo una buena parte de nuestros compatriotas catalanes han caído en ese enamoramiento desaforado, tan propio del romanticismo decimonónico. El objeto de su amor y su obnubilación es una quimérica nación catalana, sometida contra su voluntad  por una España explotadora; y que, a semejanza de los esclavos del coro de Nabuco, clama por su libertad.
No quisiera emplear palabras que puedan ofender a alguien, pero sinceramente creo que estos ciudadanos catalanes, y hasta el día de hoy españoles, dan muestras de un delirio quijotesco. Como todo el mundo sabe, Don Quijote, el personaje más universal que han dado las letras hispanas, estaba siempre dispuesto a hacer probar la fuerza colosal de su brazo justiciero a todo aquel que no reconociera en el acto que Dulcinea era la más bella de cuantas beldades habitaban la tierra. Después del día 27 los secesionistas catalanes quieren hacernos probar a todos la fuerza arrolladora del pueblo de Cataluña, del cual se consideran únicos representantes legítimos. Ya lo han dicho con claridad meridiana: no hay leyes ni gobiernos ni tribunales que puedan detener esta marcha triunfal del pueblo de Cataluña hacia la tierra prometida. 
Si admitimos que Don Qijote es la más acabada representación de una de las dos caras del alma hispana, tenemos que llegar a la conclusión, un poco paradójica, de que no pisan hoy la piel de toro unos españoles más españolazos que los secesionistas catalanes. Porque lo suyo es la quintaesencia de lo quijotesco, con grandes probabilidades de que alguien -incluidos ellos mismos- resulte malherido en la aventura.
Sería interesante dejar que una coalición tan absolutamente contradictoria como la que forman los separatistas catalanes intentara llevar adelante su proyecto y ver en que paraba un empeño como ese. Pero, como dice el refrán español, con las cosas de comer no se juega. O como decía el conde de Romanones, los experimentos hay que hacerlos con gaseosa. 
Cabe esperar, pese a todo, que la cordura acabe imponiéndose. Que sean más los que comprendan que a España y a los catalanes no les ha ido tan mal a lo largo de la historia. Que sean mayoría los que piensen que juntos nos puede ir mejor que si vamos por separado. Que sean mayoría los que comprendan que no pueden ejercer unos presuntos derechos saltándose los derechos de los demás. Y en resumidas cuentas, que sean mayoría los que comprendan que a Cataluña difícilmente podrá irle mejor de como le ha ido en estas últimas décadas de España constitucional.    

lunes, 14 de septiembre de 2015

DIADA 2015: LOS INDEPENDENTISTAS SE APROPIAN DE LA FIESTA DE CATALUÑA

Después de lo ocurrido en la última manifestación del 11 de septiembre, ya no puede decirse que la Diada -la fiesta nacional de Cataluña- represente a todos los catalanes, sino sólo a una parte de los mismos, aunque se trate de una parte muy amplia: la mitad y un poco más o un poco menos de los habitantes actuales de la comunidad autónoma. En el escenario donde antes predominaba abrumadoramente la "senyera" hoy ocupa todo el espacio, sin dejar resquicio alguno para otros símbolos, la "estelada".
En el actual estado de cosas, cuando faltan 13 días para las elecciones, parece claro que las emociones, los sueños, la visión romántica del futuro, la irracionalidad en suma, le van ganando la partida a los datos objetivos, los argumentos basados en el pragmatismo y la realidad de una larguísima historia en común, que no nos ha ido tan mal a la vista de lo que hay por el mundo. Parece como si los independentistas nos estuvieran diciendo al resto de catalanes y españoles: si la realidad se opone a mis deseos, tanto peor para la realidad. ¿Puede existir a día de hoy en política algo más enloquecido que enarbolar un poroyecto de secesión cuando ni siquiera está claro que cuentes con el apoyo de la mayoría de la población?
Y en todo caso, ¿no resulta una completa locura que una parte de los catalanes, en nombre de unos fantasmagóricos derechos que se han inventado, quieran privarnos a todos los españoles de unos derechos que son bien reales y bien reconocidos por toda la comunidad internacional?
Debemos respetar, por supuesto, a esos cientos de miles de catalanes que salen a las calles para decir: queremos un nuevo país, que será mejor y más libre y más próspero. Pero desde el respeto tenemos derecho a decirles: habéis elegido el camino equivocado y no es verdad que vuestro país no sea libre y no es verdad que vaya a ser más próspero por el hecho de una hipotética independencia. Con los datos objetivos en la mano, no es posible decir hoy que en Baviera o en Alsacia se viva mejor y se sea más libre que en Cataluña, pero al parecer las razones ponderadas nada pueden frente a las ilusiones que han construido en su cabeza los portadores de las "esteladas". Los independentistas se nos antojan como un gran ejército de quijotes dispuestos a hacer morder el polvo con su fuerte brazo a todos los gigantes que se interponen entre ellos y el paraíso soñado.
¿No resulta patéticamente quijotesco   que el President Mas pretendiera explicar en televisión que la secesión de España no implica la salida de la Unión Europea? Si hemos de creerle, el proyecto que con tanto fervor ha abrazo sólo es una suma de bienes y venturas, sin mezcla de mal alguno. Si finalmente el día 27 una mayoría de electores respaldan ese proyecto en las urnas, se abrirá ante nosotros un largo y penoso camino de espinas.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

AL OLOR DEL ESPLIEGO ( APRESURADAS MEMORIAS)

A mediados de septiembre, como en todos los años anteriores desde que yo tenía memoria, llegó la cuadrilla del espliego. En un par de días montaron el alambique gigante en el camino de la Umbría, junto a un pequeño manantial que llamábamos la Fuente de la Teja. En aquella economía de supervivencia,  en la que se carecía de agua corriente en las casas y muchas noches había que alumbrarse con candiles, nadie se podía permitir el lujo de dejar pasar una oportunidad de ganarse un jornal extra, ya fuera en especie o en dinero contante y sonante.
La flor de la lavanda, que tanta fama ha dado a la miel de la Alcarria y a ciertos productos de la industria del perfume, era una de aquellas oportunidades que no se podían despreciar. Había otras aún más duras, como la cosecha de la aceituna o el arranque de las cepas de encina en los montes roturados para destinarlos al cultivo de cereales.
La siega del espliego -cuyas plantas crecían asilvestradas en los mojones, las cunetas, las lindes y los campos dejados en barbecho- era una tarea breve, de una semana a lo sumo, y se acometía de forma individual y colectiva al mismo tiempo. Nadie podía ir a recolectarlo antes de que el alambique estuviera dispuesto y cada día se trabajaba en una zona del término municipal. Pero cada cual segaba para sí, y al caer la tarde, con las hingueras bien sujetas sobre los lomos de las caballerías y llenas hasta rebosar, los segadores se dirigían hacia la Fuente de la Teja, donde los operarios del alambique pesaban la mercancía con sus romanas y llevaban cuidadosamente la cuenta de las arrobas que habría  que liquidar a cada uno al final de la campaña.
La costumbre de ir batiendo todo el término según un orden previamente establecido, nos facilitaba mucho la tarea a mi madre y a mí. Ella tenía que preparar el almuerzo para mi padre y mi abuelo, que se habían ido al campo con las primeras luces del amanecer; y yo tenía que llevárselo tratando de recordar, para no extraviarme, todos los detalles de las explicaciones que me daba mi madre. No tardé mucho en conocer con precisión los lugares más distantes de nuestro término municipal y los caminos que llevaban hasta ellos. 
De todos los nombres que aún resuenan en mi memoria, son los de las fuentes y manantiales los que conservan un más grande poder de evocación. Sin duda porque están ligados al agua, la base primordial de la vida.   

domingo, 6 de septiembre de 2015

ARTUR MAS A LOS ESPAÑOLES: ENSOÑACIONES, MENTIRAS, CURSILERÍA Y VICTIMISMO

El Presidente de la Generalitat de Cataluña, acompañado por algunos de los más destacados miembros de su candidatura, publicó el domingo día 6 de septiembre, en el diario EL PAÍS, un artículo de contestación a la carta abierta que había publicado siete días antes en el mismo diario el ex-Presidente del Gobierno español, Felipe González.
Lo que más me llamó la atención del artículo de los líderes soberanistas, aparte de la pobreza y ramplonería de los argumentos, fue que estaba mal escrito desde el punto de vista sintáctico e incluso contenía algunas faltas de ortografía ( si bien no eran de las que provocan la suspensión de un examen sin remisión posible). En un primer momento pensé en la escasez de correctores de estilo, como consecuencia de los recortes de plantilla. Pero luego caí en la cuenta ( y lo confirmé leyendo el editorial) de que la dirección del periódico había decidido publicarlo tal como lo recibió, quizá con el ánimo de subrayar la escasa estatura intelectual de quienes inspiran o encabezan el proyecto independentista. 
Los firmantes del texto, entre los que se encuentran mi muy querido Lluis Llach y mi no tan querida Carme Forcadell, tienen la osadía de hablar en nombre de toda Cataluña y no de una parte de Cataluña, que es lo que en realidad son. Osadía mal informada, que les lleva a decir cosas como que "Cataluña siempre ha luchado por la paz, la democracia y la libertad". ¿Qué hacemos entonces con los catalanes que se pusieron del lado de la rebelión franquista y luego estuvieron la servicio de la dictadura, como tantos otros españoles, durante décadas?. Osadía que se arrastra hasta la cursilería infumable cuando afirman que "Cataluña ama a España y ha amado mucho a pesar de no ser amada, lo ha dado todo a pesar de no recibir nada a cambio". Si tanto aman a España, ¿cómo es que el idioma español recibe en las escuelas de Cataluña el mismo tratamiento que una lengua extranjera?
Osadía mentirosa hasta la ignominia cuando afirman que en una hipotética Cataluña independiente se podrá seguir siendo español con toda normalidad, mientras que hoy es casi imposible ser catalán en España. Yo he sido opositor y puedo decir lo que pasaba: si eras catalán podías aspirar a cualquier plaza en cualquier parte de España, pero si no eras cataloparlante no podías aspirar a ninguna plaza en ningún territorio donde el catalán es lengua cooficial. ¿Alguién puede imaginar qué carrera profesional le esperaría, en esa Cataluña independiente, a un profesor que, invocando su libertad de cátedra, decidiera dar sus clases en español? 
Hay que tener mucha mala fe, mucha voluntad de engañar a la gente, para decir que "Cataluña ha dado mucho y recibido poco o nada, si acaso las migajas cuando no el menosprecio de gobernantes y gobiernos". De una frase como esa cabría deducir que los firmantes del texto lo que quieren es fomentar el odio o la inquina hacia España, en lugar de ese amor que tan hipócritamente proclaman. Hay que tener mucha voluntad de engaño para olvidarse de que una gran parte de la prosperidad actual de Cataluña se debe a las favorables relaciones comerciales con el resto de España. Y hay que tener mucha capacidad de ensoñación para decir que en las elecciones del 27 de septiembre se trata de decidir "si queremos forjar una Cataluña que se asemeje a Holanda o Suecia". Probablemente se parecería más a Albania, como decía Felipe González en su artículo. Ni en Holanda ni en Dinamarca ni en Suecia, paraísos míticos del nacionalismo excluyente, se atan los perros con longaniza. Y a día de hoy -digámoslo con humildad, pero también con el necesario punto de orgullo- este territorio al que llamamos España tiene poco que envidiar de esos presuntos paraísos nórdicos, si exceptuamos el hecho obvio de que ellos tienen una renta per cápita superior a la nuestra.
A la vista de los planteamientos nacionalistas, cabe terminar con una pregunta: ¿es posible sentarse a dialogar con alguien que afirma paladinamente que no piensa respetar el marco constitucional y que el estado español le trata como a un súbdito? Para el Gobierno de España, me parece, ha llegado la hora no de emprender una reforma extemporánea y oportunista del Tribunal Constitucional, sino de adoptar las decisiones que le corresponden, de acuerdo con el citado marco constitucional.    

lunes, 31 de agosto de 2015

GONZÁLEZ Y LOS SOBERANISTAS CATALANES

Solía decir  Felipe González, al poco de su salida del poder, que con los expresidentes del Gobierno ( que en  España son algo más que un simple exprimer ministro) pasa lo mismo que con los jarrones chinos: son piezas valiosas que no se sabe dónde colocarlas. Pero él mismo nos ha ofrecido este domingo pasado una valiente demostración de que los antiguos jefes del Ejecutivo pueden y deben servir para algo más que una función meramente decorativa. Pueden contribuir, con sus ideas, con sus conocimientos, con su influencia y con su experiencia, a la formación de eso que en sociología y política llamamos la opinión pública. Y esa contribución es especialmente necesaria cuando la nación ( o la nación de naciones, al decir decir de algunos) se enfrenta a problemas graves o se halla en una encrucijada en la que no resulta fácil elegir el camino correcto.
El desafío planteado por los nacionalistas catalanes, como lo fue en su día el desafío planteado por el Plan Ibarreche, es un problema grave, para los catalanes y para todos los españoles. Y lo que González ha venido a pedir a los ciudadanos de aquella comunidad, en su carta abierta publicada en el diario EL PAÍS, es que "no se dejen arrastrar a una aventura ilegal e irresponsable que pone en peligro la convivencia entre los catalanes y entre éstos y los demás españoles". La posición del expresidente socialista es casi idéntica a la de los actuales gobernantes del Partido Popular en el sentido de que hay que respetar, cumplir y hacer cumplir la legalidad constitucional, pero tiene la virtud de expresarla con palabras un poco más atinadas.
Con su toma de postura tan contundente, en la que subraya que  "ningún responsable puede consentir una política de hechos consumados y menos rompiendo la legalidad", González les está dando también una lección de gallardía a sus correligionarios en Cataluña, que se están quedando en los puros huesos por su falta de coraje para enfrentarse a las trampas, las mentiras y las ensoñaciones del discurso nacionalista. Es lamentable que los socialistas catalanes no hayan sido capaces de decirles a los ciudadanos de esta comunidad autónoma que Cataluña es parte de España y debe seguir siendo parte de España, no sólo porque lo dicen la historia y la legalidad constitucional, sino porque es lo mejor para todos. Es lo mejor desde el punto de vista de la libertad y los derechos democráticos garantizados para todos, es lo mejor desde el punto de vista de la convivencia en paz y en libertad, es lo mejor desde el punto de vista económico y de la prosperidad futura y es lo mejor - o cuando menos lo menos malo - desde el punto de vista sentimental y del lugar que ocupamos en este mundo. 
Necesitamos voces como la de González para derrotar a los nacionalistas en la arena política, con datos objetivos y con argumentos bien elaborados y bien planteados. Lo que no necesitamos es hacer más y más concesiones pensando que así se aplacará la fiera - cita González en su carta abierta lo ocurrido en la Italia y la Alemania de los años veinte y treinta del siglo pasado -. La reforma constitucional que proponen los socialistas catalanes sólo serviría para otorgar una nueva base de apoyo a las exigencias nacionalistas. Los hechos diferenciales ya están suficientemente reconocidos en la Carta Magana, ya tienen cauces suficientes para expresarse y ejercerse sin cortapisa alguna. Y lo que tienen que hacer los gobernantes nacionalistas elegidos por el pueblo es ejercer y dar cuenta de cómo ejercen las amplísimas competencias que tienen conferidas. Pero si en lugar de gobernar y procurar el bienestar de sus ciudadanos lo que hacen es adentrarse por un camino de ilegalidad y aventurerismo, entonces la única opción razonable, como si fueran una de las calamidades que atormentaban a Hamlet, será enfrentarse a ellos y derrotarlos. 

sábado, 30 de mayo de 2015

ELECCIONES MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS: RECORDANDO LA COSECHA DE 79

Las recientes elecciones municipales y autonómicas se han celebrado  coincidiendo casi con el trigésimo sexto aniversario de las primeras elecciones municipales celebradas en España después de la dictadura franquista. En aquella ocasión se asistió a una gran victoria de la izquierda ( preludio de lo que luego vendría en octubre de 1982.) Aunque lo cierto es que en muchísimos lugares la lista más votada ( ahora que tanto se habla de eso) resultó ser la candidatura de la derecha, liderada entonces por la Unión de Centro Democrático de Adólfo Suárez. Conviene recordar, por ejemplo, que Enrique Tierno Galván fue alcalde de Madrid gracias a los concejales obtenidos por el Partido Comunista de España, porque el candidato más votado había sido José Luis Álvarez, candidato de la UCD.
Podríamos decir, en cierto modo, que ahora se da una situación muy similar a la de entonces, con Podemos haciendo el papel que en el 79 desempeñaron los comunistas. Los líderes del partido de moda se habían propuesto expulsar de las instituciones a los representantes de "la casta", pero por ahora lo único que han logrado es expulsar a los representantes de Izquierda Unida. Y no creo que ese resultado sea como para felicitarse, si bien es cierto que el clamoroso fracaso cosechado en ciertos lugares emblemáticos ( como el Ayuntamiento de la capital y la Asamblea de Madrid) se lo han ganado a pulso los propios dirigentes de la coalición de izquierdas.
El discurso populista y grandilocuente de los líderes de Podemos ( lo de la "casta", lo de asaltar los cielos, lo del pueblo auditando la deuda, lo de la gente contra los de arriba, etc.) no ha servido para desplazar al PSOE como primera fuerza de la izquierda española. Hacia el final de la campaña resultó casi patético ver a un Pablo Iglesias publicando artículos en los que invocaba el espíritu de Olof Palme. ¿Quién era Olof Palme, por mucho que montara en bicicleta y mucho que viajara en metro sin escolta? ¿Y quién era Tierno Galván, por mucho que Iglesias invocara su espíritu para pedir el voto de los "socialistas de corazón"? Cabe suponer que los socialistas de corazón han votado y seguirán votando a las candidaturas del PSOE.
Así que después de los resultados del 24 de mayo, a los concejales y diputados electos de Podemos ( luego de haber prometido que iban a comerse el mundo por las patas) no les queda otra que negociar acuerdos con la denostada "casta". Ellos mismos se irán convirtiendo en parte de la "casta" a media que vayan descubriendo lo bien que se trabaja en los despachos en comparación con las cadenas de montaje. Es posible colaborar y al mismo tiempo seguir compitiendo por la hegemonía en el campo de la izquierda. Lo malo es que para conseguir la hegemonía y poder ganar las elecciones tienes que ser como Felipe González en el 82. Si Pablo Iglesias, el del verbo florido, consigue hacer ese viaje sin que sus propias huestes lo quemen en la plaza pública, me quitaré el sombrero y reconoceré la brillantez de su diseño para llegar al poder. Continuará.  

martes, 24 de marzo de 2015

¿MÁS DE LO MISMO EN ANDALUCÍA?

Una de las cosas más llamativas de los resultados del pasado domingo en Andalucía es que el presunto castigo que iban a dar los electores a los responsables de la corrupción no se ha producido. No es la primera vez que ocurre, pues ya en comicios anteriores, por ejemplo en la Comunidad Valenciana, el partido gobernante, inmerso en numerosos casos de corrupción, volvió a salir triunfante en la cita con las  urnas. En esta ocasión, con la victoria de Susana Díaz,  podemos decir que ha quedado políticamente impune la corrupción en Andalucía, de la que el máximo responsable es el Partido Socialista de la señora Díaz.
     Según las encuestas últimamente publicadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas, la corrupción era uno de los principales o más graves problemas de España, pero es posible que muchos ciudadanos andaluces, simpatizantes del PSOE, hayan pensado que, pese a todos los pesares, era mejor seguir confiando las riendas del poder autonómico a los socialistas que permitir un posible ejecutivo de centro-derecha encabezado por el Partido Popular. Pudiera ocurrir también que, de puertas para fuera o de "boquilla", los ciudadanos muestren una enorme preocupación cuando les preguntan los encuestadores pero en la intimidad de la cabina electoral este asunto les tenga sin cuidado.
     El partido que ha sufrido un mayor desgaste es el Partido Popular, con una pérdida de medio millón de votos, lo que le hace perder 17 de los 50 escaños que tuvo en el anterior mandato. Está claro, desde mi punto de vista, que muchos votantes anteriores del PP han querido castigar no al candidato andaluz, sino al Gobierno de Mariano Rajoy por las políticas que ha llevado a cabo en la presente legislatura. Es evidente que Juan Manuel Moreno no tiene hoy por hoy el tirón popular que tiene Susana Díaz, pero da toda la impresión de que cuanto más ha viajado Rajoy a Andalucía para la campaña, más votos han perdido. 
     Una parte de los votos perdidos por el PP ha ido a parar sin ninguna duda a Ciudadanos, que consigue un notable éxito, y puede que algunos hayan ido a Podemos, aunque yo creo que los principales graneros del partido de Teresa Rodríguez han sido los antiguos votantes de Izquierda Unida, la bolsa de abstencionistas que en esta ocasión han decidido acercarse a las urnas y los votantes perdidos por el PSOE. Para Podemos, que no ha conseguido hacer realidad sus expectativas, llega la hora de la verdad, la hora de ponerse el mono de trabajo y pisar el fango, es decir, la hora de la negociación, de pedir algo a cambio de algo y, paradójicamente, de permitir que sigan al mando aquellos a los que, según su líder nacional, había que barrer del mapa.
      La propia Susana Díaz ha dicho que piensa gobernar en solitario, pero lo primero que necesita conseguir es la investidura y para ello hace falta que en alguna de las votaciones que habrán de celebrarse en el parlamento andaluz tenga más votos a favor que votos en contra, es decir, una mayoría simple. Puede darse por descartado un pacto de legislatura con Ciudadanos y no sería razonable esperar una abstención del PP, puesto que el grupo que encabezará Juan Manuel Moreno es el primero de la oposición y es el llamado a encarnar una posible alternativa de gobierno. Así pues, la única posibilidad, o al menos la que se configura como más probable, es una abstención de los 15 diputados de Podemos. He aquí otra ironía del destino: aquellos que se veían a sí mismos como los que le iban a ajustar las cuentas a "la casta", han sido colocados por las urnas ante la responsabilidad de permitir que siga gobernando en Andalucía el partido que es el máximo responsable de  toda la corrupción y todos los fraudes que se han venido dando en aquella tierra. También pueden optar por mantenerse como espíritus puros y decir no a Susana Díaz provocando una posible repetición de las elecciones. Ello nos llevaría a un escenario cuyo análisis no cabe en estas líneas.
     Y el otro gran perdedor de la noche del 22 de marzo, junto con el PP, fue Izquierda Unida, a quien una parte de su electorado parece haber castigado por haber mantenido un pacto de gobierno con los socialistas durante la anterior legislatura. El voto es soberano e inapelable, pero las opiniones son libres. Y a mí me parece un poco injusto este resultado, porque a fin de cuentas Izquierda Unida ha promovido una política coherente con el programa que había ofrecido a los ciudadanos y sin duda ha influido para que la política de la Junta virase hacia los más desfavorecidos ( por ejemplo, en el terreno de los desahucios inmobiliarios.) Pero parece que una parte del electorado de izquierdas, quizá los que siempre sueñan con mantenerse como espíritus incontaminados, no comprenden que en la política, en la gestión de la res pública hay que saber competir y al mismo tiempo colaborar cuando las circunstancias lo exigen o son propicias para ello.     
  

jueves, 26 de febrero de 2015

EL PECADO ORIGINAL DE GABILONDO

¿Es honrado y ético prestarse a ocupar el puesto o cargo de otra persona que ha sido apartada del mismo con malas artes? He aquí una pregunta que debería responder el catedrático de Metafísica de la  Universidad Autónoma que los socialistas madrileños han elegido para encabezar su candidatura en las próximas elecciones regionales.
Puede que sea cierto que Tomás Gómez no era un buen candidato, pero había sido elegido por los militantes de base en unas elecciones internas que todo el mundo consideró como el procedimiento más adecuado para elegir al cabeza de cartel. En democracia, el respeto por las formas, el cumplimiento riguroso de las reglas establecidas es el ser o no ser de una propuesta política. Es posible que Pedro Sánchez lleve razón al urdir esta especie de conspiración contra el dirigente madrileño para poner en su lugar a un candidato al que se considera con más posibilidades de alzarse con la victoria o, al menos, de conseguir un resultado honroso. Pero el escaso respeto que ha mostrado por los procedimientos internos, el atropello a un dirigente que tenía el respaldo de la militancia, no es precisamente el mejor bagaje para lanzarse a pedir el voto  y la confianza de los ciudadanos.
Lo siento por el antiguo Rector de la Autónoma, pero su candidatura nace con el lastre de este pecado original, y no es de extrañar que la participación de los militantes en el proceso de consulta a las agrupaciones, orquestado deprisa y corriendo por la gestora, haya sido bajísima. Es un mensaje clarísimo de que esas no son formas de hacer las cosas, aunque la inmensa mayoría de los militantes socialistas, deseosos de no hacer más daño a su partido, hayan optado por mantenerse en silencio frente a la cacicada de la dirección nacional. Un tanto patético resulta en esta historia el papel jugado por Rafael Simancas, prestándose a hacer de mozo de espadas de Sánchez. Hay carreras políticas que van de descalabrado en descalabrado y la de Simancas parece ser una de ellas, si recordamos lo que le pasó cuando aquel desgraciado asunto de corrupción política que ha pasado a la pequeña historia de la Comunidad de Madrid con el nombre de "Tamayazo".

sábado, 7 de febrero de 2015

TANIA SÁNCHEZ O EL OPORTUNISMO POLÍTICO

Al final  resultaron ciertas las sospechas de quienes pensaban que Tania Sánchez no era más que un topo de Podemos en el seno de Izquierda Unida. Resulta patética su argumentación de que se marcha para promover una candidatura de "unidad popular". ¿Acaso puede promoverse la limpieza de una ciudad esparciendo la basura por las calles? ¿Es posible promover una candidatura unitaria fomentando la división de una de las fuerzas llamadas a integrarla?

Lo cierto es que Tania Sánchez, con un ramalazo autoritario de inspiración estalinista, había pedido en bandeja la cabeza de quienes se oponían a su forma de entender o llevar a cabo el proyecto político de Izquierda Unida. A semejanza de lo que practica su compañero Pablo Iglesias en Podemos, quería todo el poder para ella, apoyándose en su victoria en las elecciones primarias para decidir la cabeza de candidatura a la Comunidad de Madrid. Y en coherencia con esa idea tan antigua de que el poder no se comparte, al discrepante se le silencia, se le expedienta, se le expulsa o se le envia al Gulag si llega el caso. Mal vamos si los que se presentan a sí mismos como renovadores de la vida política española, como el malagueño Alberto Garzón, lo único que saben hacer para resolver una disputa política interna es pedir la "expulsión inmediata" de los que defienden una idea diferente.
Nada o casi nada hay nuevo bajo el sol y comportamientos como el de Tania Sánchez ya los vimos y los vivimos a raíz de las elecciones generales del 77, cuando ella aún no había nacido o gastaba pañales. Aquel 15 de junido de 1977 una fuerza política llamada Partido Socialista Obrero Español, prácticamente hibernada durante las cuatro décadas de dictadura franquista, emergió con una fuerza casi arrolladora: un 30 por ciento de los votos frente al escuálido 9 por ciento cosechado por los comunistas, que habían bregado día y noche contra la dictadura. Casi al día siguiente comenzó el goteo de dirigentes y cuadros comunistas hacia las filas socialistas, donde veían una oportunidad mucho más clara de llegar a construir una carrera política.
Ahora la fuerza emergente se llama Podemos, aunque ellos mismos dicen no saber si son de izquierdas o de derechas, definiciones que, por lo demás, les parecen "un juego de trileros". Y naturalmente los oportunistas de toda laya van a correr hacia sus filas  en busca de uno de esos sillones que ahora ocupan los representantes de "la casta". Pero tranquilos, ellos no se aferrarán al sillón, sino que, cual nuevos Prometeos, le devolverán la soberanía a "la gente". Por mi parte, me atrevo a pronosticar que tanta palabrería, unida a los comportamientos arriba descritos, sólo puede acabar como el Rosario de la Aurora.