domingo, 1 de marzo de 2009

UN DÉFICIT DESCOMUNAL EN EE.UU.

En los últimos tiempos se ha hablado y escrito mucho sobre lo muy rápidamente que se estaban deteriorando las cuentas públicas en España. En efecto, las consecuencias de la crisis (más gastos y menos ingresos) han llevado a cerrar el año 2008 con un desequilibrio de unos 42000 millones de euros, lo que significa un 3,8 por ciento de nuestro producto nacional. Se trata de un déficit preocupante, que supera los límites fijados por la Unión Europea, aunque la Comisión de Bruselas, dadas las circunstancias, ya ha dicho que no abrirá por el momento expedientes sancionadores.
Pero nuestro déficit se queda en casi nada si lo comparamos con el descomunal agujero que presenta el primer proyecto de presupuestos presentado por Barack Obama: nada menos que 1,75 billones de dólares, la mayor diferencia entre ingresos y gastos desde la II Guerra Mundial. Está claro que la Administración Obama va a pagar ahora no sólo los efectos que provoca la crisis, sino también las consecuencias de ocho años de Administración Bush, en los que la principal preocupación ha sido aligerar la factura fiscal de los más ricos, sin hacer nada por contener los gastos, sobre todo en el capítulo militar.
Cualquier país subdesarrollado o en vías de desarrollo que acudiera en busca de ayuda al FMI y tuviera un déficit de magnitud equivalente al de USA, (el 12 por ciento del PIB) se vería obligado a emprender un programa de ajuste de esos que llaman "de caballo". Por fortuna, los Estados Unidos juegan en una liga aparte y se supone que el resto del mundo seguirá confiando en el billete verde (pese a los efectos inflacionistas de un déficit de esas proporciones) y seguirá prestándoles dinero para que puedan financiar ese desequilibrio, puesto que la sociedad norteamericana no genera el ahorro suficiente para financiarlo por sí misma. Pero, aun contando con esa confianza, no deja de resultar asombroso y hasta cierto punto estremecedor un déficit que, en términos porcentuales, es tres veces mayor que el de España. Debe tenerse en cuenta que los desequilibrios de las cuentas públicas no se miden por su cuantía absoluta, sino por su relación con el producto anual que genera un país.
Obama se ha trazado el objetivo de reducir la diferencia entre ingresos y gastos a un tamaño más manejable para el final de su primer mandato: si se cumplen sus previsiones, para 2012 el desequilibrio se habrá reducido a "sólo" unos 500.000 millones de dólares anuales, equivalentes al 3 por ciento del PIB. Pero no está nada claro que lo pueda conseguir, a pesar de sus promesas de encontrar partidas que sean recortables y al mismo tiempo subir los impuestos que pagan los sectores más pudientes, con una elevación del tipo máximo del Impuesto sobre la Renta hasta el 40 por ciento (en España está hoy en el 43 por ciento, aunque hace años llegó a estar en el 56).
Por otra parte, este enorme esfuerzo de gasto público demuestra hasta qué punto están quedando fuera de juego los partidarios del mercado a ultranza y el adelgazamiento permanente del Estado. Ya no se trata de un debate académico, es la propia realidad de la crisis la que impone ese recurso al gasto público como vía para impulsar la recuperación. Y Obama, haciendo gala de un notable pragmatismo, coloca de nuevo al Estado en el centro del escenario, con un presupuesto destinado a la cobertura sanitaria universal, la ampliación y modernización de las infraestructuras, la mejora de la educación y el fomento de las energías renovables. Todo ello redundará, según dijo ante el Congreso, en una economía más fuerte y más sostenible. Pero seguirá sin resolverse, por lo menos a medio plazo, una de las grandes cuestiones de fondo: los norteamericanos viven muy por encima de sus posibilidades a costa de endeudarse con el resto del mundo, y especialmente con China.

1 comentario:

Ele Bergón dijo...

Hola Santiago. Gracias por pasarte por mi blog.

No entiendo nada de economía, pero para mi siempre ha estado más o menos claro que el vivir por encima de mis posibilidades no me trae nada bueno, así que procuro no hacerlo. Además he descubierto que aquello que me hace sentir bien no suele costar dinero.

Muchos abrazos que son gratis

Luz

(A ver si vienes por Velilla a pasar un rato agradable. La próxima conferencia es de Marisol)