El señor Ministro de Economía, don Luis de Guindos, anunciaba hace unos días una rebaja del 30 por ciento en las comisiones de gestión y depósito que cargan a los partícipes las gestoras de fondos de pensiones. Estas comisiones, abusivas desde siempre, podían llegar hasta un máximo del 2,50 por ciento del patrimonio gestionado y son una de las razones que explican el escaso atractivo de estos productos de ahorro. Con la rebaja anunciada, el tope máximo queda establecido en el 1,75 por ciento, pero en un entorno de bajos o bajísimos tipos de interés este tope sigue constituyendo casi un atraco al patrimonio que trabajosamente consiguen acumular los modestos ahorradores españoles. De hecho, cabe esperar que una mayoría de gestoras no lleguen al máximo permitido en las comisiones, porque de otro modo no podrían ofrecer a sus partícipes
rentabilidades positivas.
Téngase en cuenta que el rendimiento bruto ( es decir, antes de impuestos) de las letras del tesoro a un año está actualmente en el 0,67 por ciento, el de los bonos a tres años en el 2,10; el de los bonos a cinco años en el 2,87 y el de las obligaciones a diez años en el 4,16. El rendimiento de los activos equivalentes alemanes, con los que continuamente nos comparamos, es aún menor. ¿Con esos rendimientos, qué rentabilidad puede esperar para sus ahorros un partícipe al que se le cargen las comisiones comentadas? Prácticamente cero o incluso rentabilidades negativas, es decir,
pérdidas.
Se podrá argüir que la cartera de un fondo de pensiones no tiene por qué estar compuesta sólo de títulos de renta fija, sino que puede tener también una parte en renta variable, que históricamente ha proporcionado rendimientos superiores a los de la renta fija. Esto es cierto, pero la renta variable - y más aún si no se maneja adecuadamente - está lejos de ser una panacea para ofrecer al partícipe unas expectativas de rendimientos mayores. Recuérdese que hace unas semanas nuestro índice Ibex 35 tocó, con cierto aloborozo por parte de los medios de comunicación, los 10.000 puntos, un nivel que ya había tocado hace la friolera de
¡15 años!
Lo que tendría que hacer el Gobierno, si de verdad quiere velar por los intereses de los ciudadanos y no por la cuenta de resultados de las gestoras, es suprimir las comisiones de un porcentaje fijo sobre el patrimonio ( y más aún mientras siga el entorno actual de baja inflación y bajos tipos de interés) y establecer un porcentaje sobre los resultados positivos, porcentaje que no debería superar - sumando gestión y depósito - la quinta parte ( es decir, un 20 por ciento) de dichos resultados positivos. Así, un fondo de pensiones que tuviera un resultado bruto anual de un 3,5 por ciento, por ejemplo, proporcionaría a la gestora unos ingresos del 0,70 por ciento sobre el patrimonio gestionado.
¿Y qué pasaría en los años o ejercicios con resultado negativo? En ese caso, las gestoras deberían ser "castigadas" a no cobrar nada a los partícipes. Esto estimularía una gestión cuidadosa y competente. Y en todo caso, si las pérdidas de un año se debieran no a una gestión negligente o descuidada, sino a la asunción de mayores riesgos de mercado a través de la renta variable, se verían compensadas con mayores ingresos en los años de bonanza bursátil.
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