"El Gobierno, cuando las cosas han ido bien o muy bien durante la legislatura pasada, aplicó una gestión socialdemócrata del crecimiento económico, haciendo esfuerzos por redistribuirlo, por extender el bienestar social. Ahora, cuando las cosas van claramente menos bien, también aplicaremos una política socialdemócrata a las dificultades y utilizaremos el margen adquirido para proteger a los que se encuentran en una peor situación".
Con estas palabras - muy aplaudidas por la bancada socialista- concluía José Luis Rodríguez Zapatero su discurso ante el pleno extraordinario del Congreso para analizar la situación de la economía española. Una conclusión que se veía acompañada por la promesa de seguir manteniendo el diálogo social como un elemento estratégico para elaborar las medidas fiscales y laborales que hayan de aplicarse y "no incumplir o dejar en suspenso ninguno de los compromisos de política social contraídos en el programa electoral".
Esta reafirmación socialdemócrata del Presidente del Gobierno fue criticada con mucha ironía por Mariano Rajoy -asimismo jaleado por la bancada popular- al poner de manifiesto que la famosa devolución de los 400 euros (auténtico buque insignia en el discurso de Rodríguez Zapatero) no es nada socialdemócrata, porque beneficia por igual a todas las rentas sujetas al IRPF, pero no a los sectores sociales ( viudas, pensionistas, "mileuristas") con menores ingresos y exentos por tanto del Impuesto sobre la Renta.
En casi una hora de intervención, el Jefe del Gobierno consiguió evitar la palabra crisis, lo que le valió el calificativo de funambulista en boca de algún portavoz, pero reconoció que afrontamos un periodo de graves dificultades, un periodo de "claro y rápido empeoramiento de la situación". Aun así, se empleó a fondo por transmitir un mensaje de confianza en el futuro y aseguró que la ventaja decisiva que él ve ahora es que nuestra economía "reúne mejores condiciones que nunca para hacer frente a esas dificultades". A su juicio, entre esas mejores condiciones cabe destacar el aumento de la renta per cápita, el incremento de la población activa y ocupada, la adaptación del tejido empresarial a las exigencias de la globalización, la solidez de nuestro sistema financiero y la saneada situación de las finanzas públicas.
RAJOY OFRECE SU APOYO, PREVIA CONFESIÓN Y CONTRICIÓN DE RODRÍGUEZ ZAPATERO
Este pronóstico optimista sobre el futuro, también fue rechazado por Rajoy, quien acusó a Rodríguez Zapatero de "engañar a los españoles por miedo a perder las elecciones". El líder del PP aseguró que "contra lo que ha venido proclamando el Sr. Presidente, no estamos mejor preparados para soportar la crisis, sino peor; porque somos más vulnerables que otros países debido al alto nivel de endeudamiento de nuestras familias, de nuestras empresas y del conjunto de la economía española frente al exterior". Rajoy pidió a Zapatero que "se arme de coraje" para reconocer la gravedad de la crisis, aunque eso pondrá de manifiesto la dimensión de su engaño anterior. Pero si rectifica y reconoce que va a necesitar mucha ayuda, el Presidente del PP prometió que "tendrá todo el apoyo de mi partido para superar la crisis".
En el turno de réplica, el Presidente del Gobierno pareció mostrarse "tocado" por las críticas que le habían formulado todos los portavoces y adoptó un tono que Durán i Lleida calificó de electoralista, lo cual aumentará las dificultades para conseguir el respaldo de la mayoría de la cámara a las medidas propuestas por el Gobierno y al proyecto de Presupuestos para 2009. Rodríguez Zapatero insistió en varias ocasiones en que el objetivo de las medidas económicas es apoyar a los sectores más castigados por la crisis y la subida de los precios y al mismo tiempo transmitir un mensaje de confianza a los ciudadanos. Rechazó por "derechistas y neoconservadoras" algunas de las propuestas sugeridas por Rajoy, entre las que destaca un drástico recorte del gasto público y le devolvió al líder popular la petición de más coraje, en este caso para reconocer que, si perdió las elecciones, fue porque así lo quisieron los ciudadanos. Todos los portavoces le pidieron al Presidente del Gobierno más autocrítica y más humildad en el análisis de la situación, peticiones frente a las que se mostró "dispuesto a dialogar y debatir" a fin de elaborar las iniciativas que puedan resultar más beneficiosas para el país.
Esta comparecencia de Rodríguez Zapatero -forzada por la exigencia que habían planteado todos los grupos de la oposición- se convirtió en una acabada representación de la soledad política en que se encuentra el Gobierno frente a una crisis que amenaza convertirse en una recesión. El Ejecutivo socialista carece de aliados estables y los aplausos entusiastas tributados al líder no pueden ocultar las graves dificultades que va a tener para conseguir los apoyos imprescindibles. La economía, tan boyante en la legislatura anterior, puede llevar al socialdemócrata Zapatero por la calle de la amargura en este segundo mandato.
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Hace 4 años
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