"Vale, Zapatero, luego te doy mi currículum". Esta apostilla, espontánea y directa, de Izaskun, la joven con síndrome de Down, fue la frase de la noche. Y no sólo porque en ese momento hubiera ocho millones de espectadores sentados frente al televisor, sino porque resume lo que pasó a lo largo de hora y media de diálogo entre aquellos ciudadanos elegidos al azar y el Presidente del Gobierno: los entrevistadores improvisados buscaban respuestas concretas, soluciones adecuadas para los problemas que les agobian o les quitan el sueño, pero Rodríguez Zapatero sólo podía ofrecerles ánimo, consuelo y explicaciones generales que intentaban ser lo más pedagógicas posible. ¿Qué consuelo encontrará aquel a quien se ha negado un crédito en una explicación -perfectamente clara y detallada, por lo demás- que demuestra que no se ha regalado dinero a los bancos?
¿Qué se le puede decir a quien acaba de quedarse en paro, a quien no puede pagar la hipoteca, a quien lleva diez años peleando para que la justicia resuleva su caso, a quien vió cómo quebraba su negocio, a quien no encontró un empleo acorde con sus capacidades? Con crisis y sin crisis cada uno tiene que buscarse la vida, como dijo el constructor de Baleares, y esto no tiene vuelta de hoja.
Rodríguez Zapatero dijo ser consciente de los muchos problemas que están sufriendo los ciudadanos y aseguró que había ido allí para dar la cara. Pero, en mi opinión, le faltó coraje para decir la verdad, para decir lo que piensa, en algunos pasajes clave. Claro que, si hubiera tenido un arranque de sinceridad, todos se lo habrían reprochado y nadie habría tenido el valor de reconocer que las cosas -algunas cosas- son como son y no van a cambiar. Somos así de hipócritas. Por ejemplo, ningún Gobierno de ningún país del mundo va a comprar un Seat Toledo para llevar a su Presidente de un lado a otro. El poder tiene unas necesidades de representación y esas necesidades las cubre el Palacio de la Moncloa, pero no las cubrirían las "soluciones habitacionales" que promovía María Antonia Trujillo cuando pasó por el Ministerio de la Vivienda. Esas necesidades del poder las cubren Audi y Mercedes, pero no los modestos utilitarios llamados a ser carne de atasco en todos los asfaltos.
Otro ejemplo: la venta de armas a Israel. A saber lo que hace el Ejército hebreo con esas armas, pero, si no se las vendemos nosotros se las venderán otros y aquí aumentará un poquito más el paro. En el caso del aborto, Rodríguez Zapatero fue muy claro al asegurar que habrá una ley de plazos en esta legislatura. Pero tuvo miedo de ofender a alguien cuando el cura le pedía su opinión sobre si un embrión es un individuo. La respuesta es no, queridos lectores de Zulema Digital, pero yo no tengo que preocuparme de ningún sillón y ZP sí.
Me sorprendió su empecinamiento en no reconocer errores en relación con la crisis económica, de la que sigue culpando en exclusiva al desplome financiero que se originó en USA. Como si aquí no hubiéramos tenido una gran burbuja inmobiliaria, un crecimiento elefantiásico, del que advertían los expertos y frente al que ni su Gobierno ni los anteriores hicieron nada. Y por lo que dijo en relación con el paro y los objetivos de conseguir el pleno empleo, cabe deducir que él también se apunta a la teoría de que dimitir es de cobardes. Cuando alguien le inquirió al respecto, contestó que los ciudadanos le habían elegido para gobernar el país en estas difíciles circunstancias. Pero lo cierto es que habrá un nivel de paro, el que sea, a partir del cual debería considerar que su gestión ha fracasado y convocar elecciones anticipadas.
Confianza en el país, seguridad en nosotros mismos, los que puedan consumir que consuman, optimismo, porque la economía "no es sólo cuestión de dinero, sino un estado de ánimo". Rodríguez Zapatero dio lo mejor de sí mismo en el empeño de lanzar una y otra vez este mensaje de esperanza en que llegará el día de la recuperación. Pero no ofreció datos objetivos en los que sustentar el convencimiento de que pueda estar próximo. Las encuestas inmediatas dijeron que a la mayoría de los espectadores la actuación de Rodríguez Zapatero les había parecido bien y le daban un aprobado alto, pero los gestos de que quienes estaban con él en el estudio parecían denotar que sus palabras iban por un lado y la realidad por otro.
Rescate, bancos, fortunas y calcetines
Hace 4 años
4 comentarios:
Desde luego lo que ha quedado de manifiesto en el programa de "Tengo una pregunta para usted" es que la empresa encargada de seleccionar al público encargado de hacer las preguntas no hace la rebusca entre ciudadanos afines al gobierno,y es seguramente esta característica lo que le puede dar larga vida al programa, pués no hay duda de que si los cuarenta que intervinieron hubieran hecho preguntas para que se luciera el presidente Zapatero, en la proxima edición, si es que se da, el respetable huiría despavorido a otra cadena.
También se puede deducir del programa, que los españoles de educación no andamos sobrados y el paradigma de ello fue la ejecutiva que se dirigió al Presidente llamándole por su nombre de pila. Todo un monumento al no saber estar.
Un cordial saludo
M.Sant Macía
Patético.
Yo no pude verlo; no por falta de tiempo, si no por que es mas de lo que mi sistema nervioso y mi ética pueden soportar. Pero me han dicho que “El” tuteo a todo bicho viviente.
Saludos
José Antonio
Por cierto Santiago; el pretexto, a propósito de la venta de armas a Israel, ¿es tuyo o del presidente Rodríguez? Si lo dijo el presidente Rodríguez en tengo una… para usted, dada su triple moral, no me extraña. Pero si es cosa tuya… No, no puede ser cosa tuya.
Yo tampoco vi el programa. No suelo ver la televisión desde que mis hijos se hicieron con el mando automático. Es lo que tiene. Intuyo que muchos de los que opinan non ceden el mando automático ni a su más querido amigo, dicen con que hacen. El programa es un programa para atraer público, no es un programa como los de Berlusconi o Chavez utilizados para el autobombo. ¡Pues claro que no se pueden dar respuests concretas a problemas concretos! ¿ O queremos volver, si es que hemos salidos, lo "¿qué hay de lo mio?"?
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