Con asombro creciente he seguido en directo la comparecencia de Jordi Pujol ante el Parlamento de Cataluña. Sinceramente esperaba una actitud un poco más humilde por parte del hombre de presidió la Generalitat durante 23 años y del que posteriormente hemos sabido que era un defraudador fiscal. Pujol ha vuelto a contar una historia que nadie puede creer, pero lo peor es que ha intentado dar lecciones morales a los demás. ¿Cómo puede permitirse hablar de respeto por las instituciones una persona que ha demostrado tan escaso respeto por las instituciones catalanas y españolas?
El expresidente de la Generalitat se ha encastillado en su relato fantasioso sobre aquella herencia procedente de su padre y se ha negado a responder a ninguna de las preguntas que le han formulado los portavoces de los grupos parlamentarios. Y no ha renunciado a la maniobra de envolverse en la bandera y de insistir en que todas las investigaciones que le afectan a él y a su familia no son más que un intento de destruir su obra de construcción de Cataluña y sus servicios prestados, primero en la lucha contra la dictadura franquista y después en el gobierno de Cataluña. En lugar de aclarar sus comportamientos impresentables, Pujol se ha dedicado a reñir a los portavoces de los grupos parlamentarios. Ya sólo queda la esperanza de que lo que Pujol no ha aclarado acabe aclarándose en los tribunales. Pujol ha demostrado que no es un hombre honorable y no sólo ha faltado el respeto a los portavoces de los grupos parlamentarios, sino que le ha faltado el respeto a toda la ciudadanía catalana y española.
Rescate, bancos, fortunas y calcetines
Hace 4 años
1 comentario:
En este asunto, como en general en la política española, opera una confusión que acaba por resultar irrespirable, de modo que se considera progresista cualquier planteamiento nacionalista/independentista, con matices, pero progresista, y reaccionaria o nacionalista española o facha quien se posicione en la órbita constitucional. Así que Savater, Félix de Azúa, Redondo Terreros, Arcadi Espada, Boadella, etc pertenecen al lado oscuro. En la España y Cataluña prístina los otros, y por encima de todos los abanderados de PODEMOS, los adalides de la democracia directa.
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