El martes por la mañana estuve en el Congreso. Quería respirar el intenso aroma inaugural que desprenden estos días todas sus dependencias y asistir, de paso, al debate en la Diputación Permanente sobre el envío de 36 militares más a Afganistán. La misión de estos soldados especialistas es manejar y mantener los cuatro aviones-espía de que dispondrán nuestras tropas en aquel país.
En uno de los pasillos, precisamente el que adornan los retratos de ilustres cronistas parlamentarios del pasado, me encontré frente a frente con Gaspar Llamazares. Iba acompañado por Monserrat Múñoz, que ya no será diputada en la novena legislatura, y por el responsable del departamento de Comunicación en la Ejecutiva de IU, José Francisco Mendi. La afonía contraída por el líder de IU durante las vacaciones de Semana Santa incrementaba de manera muy intensa la tristeza inconsolable, el abatimiento que creí percibir en sus palabras.
- Hola, señor Llamazares, me alegro de verle. ¿Cómo andan los ánimos?
- Aquí nos tienes. Encajando el golpe, el resultado tan injusto que sufrimos en la noche del 9-M
- Coincido bastante con ustedes en ese análisis. En cierto modo, el 9-M, con su aluvión de votos al PSOE y al PP, me recordó aquel 15 de Junio del 77 y aquel 28 de Octubre del 82: los resultados de entonces, como los de ahora, no hacían justicia a los merecimientos que cada uno pudo exhibir.
- ¿Y tú cómo estás?
- Adaptándome a mi nueva condición de prejubilado, dando rienda suelta a la nostalgia, y constatando que, de no haberse producido ese trasvase de votos hacia el PSOE, el PP habría salido casi triunfador del 9-M.
- Sí, ese parece ser nuestro destino fatal, el de hacerle transfusiones de urgencia al Partido Socialista cuando se encuentra en peligro...
Llamazares y sus acompañantes siguieron su camino hacia la sala Internacional, donde se iba a reunir la Diputación Permanente, y yo me quedé meditando sobre el titular que iba a poner encabezando esta crónica. Si hablo de canto del cisne es porque quizá en ese debate se produjo la última intervención de IU como grupo parlamentario independiente, ya que en la próxima legislatura, si consigue escapar de la amenaza atroz del Grupo Mixto, tendrá que compartir grupo con Esquerra y posiblemente con alguien más. Eso, si tienen la suerte, insisto, de que el resto de los grupos se avengan a una interpretación más que flexible del Reglamento de la Cámara Baja.
Conscientes tal vez de que estaban ante una de sus últimas oportunidades para mantener al menos una cierta aparencia de protagonismo político, los de IU forzaron la convocatoria de la Diputación Permanente para ratificar el Decreto del Consejo de Minsitros que dispone el envío inmediato a Afganistán de los militares encargados de los aviones-espía. Y se produjo una situación un poco surrealista en la que casi nadie parecía estar en su sitio: presidía el debate un Presidente -Manuel Marín- que ya no es diputado; intervenía en nombre del Gobierno un ministro -José Antonio Alonso- que ya no será ministro, sino portavoz del Grupo Parlamentario Socialista; e intervenían en nombre de sus respectivos grupos tres diputados -Mardones, Rodríguez y Puig- que ya no estarán en el Hemiciclo el próximo martes, cuando se constituya el nuevo parlamento. Situación extraña, sí, pero nada que objetar desde el punto de vista formal, porque la Diputación Permanente es la representante de la soberanía nacional en tanto no se constituyan las nuevas cámaras surgidas de las elecciones. Jordi Jané, de CIU, acertó con las palabras justas al definir la reunión como una foto, una representación gráfica del período de transición entre la octava y la novena legislatura.
45 VOTOS A FAVOR Y 3 EN CONTRA
El debate en sí careció de emoción y de historia, porque el resultado, con todos los grupos votando a favor - menos IU y BNG, que votaron en contra; y ERC, que se abstuvo- estaba cantado de antemano. El Ministro, José Antonio Alonso, explicó que los aviones no tripulados que van a tener nuestras tropas desplegadas en el oeste de Afganistán "son medios muy eficientes, que estarán operativos a partir de abril, y que van a aportar una mejora sustancial de la seguridad". Alonso detalló los servicios que se esperan de los cuatro aviones-espía: una mejor información sobre el terreno, lo que permitirá reducir las patrullas con vehículos blindados, más fuerza disuasoria frente a los enemigos potenciales (talibanes, narcotraficantes y "señores de la guerra" ), más capacidad de búsqueda en caso de tener que llevar a cabo operaciones de rescate y más posibilidades de elegir itinerarios alternativos en una región donde las vías de comunicación brillan por su ausencia. El titular de Defensa en funciones justificó también la urgencia del Decreto, no porque haya cambiado la situación o el carácter de la misión en Herat, sino por el tiempo excesivo que se habría tardado en caso de esperar hasta que el nuevo Congreso surgido de las elecciones concediera la autorización previa, tal como establece la Ley de Defensa Nacional. Lo importante, vino a decir Alonso, es incrementar cuanto antes la seguridad de nuestros soldados.
El único que consumió un turno en contra fue el líder de Izquierda Unida. Gaspar LLamazares cree que "hay una actitud cada vez más lasa en lo que se refiere a cumplir los requerimientos de la Ley de Defensa Nacional, y por eso hemos pedido la convocatoria de esta Diputación Permanente". Las discrepancias de la coalición de izquierdas -añadió Llamazares- son de fondo y de forma. De fondo, porque creen que nuestra presencia en Afganistán cada vez se aleja más del mandato inicial, centrado en la reconstrucción de aquel país, y cada vez está más contaminada por la confrontación bélica de los Estados Unidos contra los talibanes. Y de forma, porque la citada Ley de la Defensa Nacional exige la autorización previa del Parlamento para el envío de tropas al extranjero, cosa que no se ha hecho en este caso.
El resto de los grupos, con las excepciones del Bloque Nacionalista Gallego y Esquerra Republicana de Cataluña, comprendieron y respaldaron las razones ofrecidas por José Antonio Alonso. Aunque, como era de esperar, el portavoz popular, Arsenio Fernández de Mesa, aprovechó la ocasión no sólo para criticar los cambios de criterio del Presidente del Gobierno, sino también para arrimar el ascua a su sardina, porque el PP siempre ha defendido que las operaciones de Irak y Afganistán eran dos caras de una misma moneda: la lucha contra el terrorismo internacional. En consecuencia, Fernández de Mesa citó unas palabras del Secretario General de la OTAN en las que éste aseguraba que "guste o no guste, Afganistán es hoy un frente de batalla contra los que quieren destruir los valores de nuestra civilización occidental". Y en cuanto a Rodíguez Zapatero, el portavoz popular recordó que había prometido que España nunca encabezaría en Afganistán un PRT ( Planes de Reconstrucción Provincial ) por los riesgos que entrañaba y, sin embargo, hace mucho que nuestro país dirige el PRT de la zona de Herat. "La misión que hoy llevamos a cabo en Afganistán, concluyó el portavoz del PP, no tiene nada que ver con la que fue autorizada por esta cámara a raíz de la comparecencia del señor Zapatero el día 6 de Julio de 2.004". Antes de proceder a la votación, que arrojó 45 votos a favor, 3 en contra y una abstención, el Ministro quiso aclararle al PP que la diferencia esencial entre Irak y Afganistán es que "la misión de este último país se ajusta milimétricamente a las resoluciones que van aprobándose en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; y el Gobierno de España, mientras el Partido Socialista esté en el poder, mantendrá una actitud permanente de colaboración con la ONU, que es el foro donde pueden forjarse los consensos para hacer cosas decentes en aras del mantenimiento de la paz en el mundo". Los aviones no tripulados que actuarán desde la base de Herat, concluyó Alonso, lo harán siempre bajo mando español.
Y así cayó el telón sobre la octava legislatura, en un ambiente muy relajado presidido por las sonrisas, los saludos, las felicitaciones y los deseos de buena suerte para la nueva etapa que muchos emprenden a partir de ahora. Y hasta pudimos disfrutar un momento de hilaridad general cuando a un periodista le sonó el móvil y resultó que la melodía elegida por el querido colega es un toque militar de corneta que, por lo poco que yo recuerdo de cuando la mili, significa algo así como "prevenidos" o "atentos". Estaremos, pues, atentos a lo que la vida y los avatares parlamentarios nos vayan deparando. Para empezar, el próximo martes sesión constitutiva del Congreso y el Senado, con la elección de las respectivas Mesas.
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Hace 4 años
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