Una de las acusaciones recurrentes que se habían hecho a ZP durante los últimos años era la de que no tenía una idea de España. Hoy, en este discurso de investidura, claramente escorado hacia un política de fuerte contenido social, ha aprovechado para responder a esas acusaciones: "La España en la que creo, la España que defiendo, es una España que extrae su riqueza de su diversidad. Es un país unido por su pasado, pero sobre todo unido por su futuro. En mi idea de España, nadie tiene más derechos que otro por nacer en uno u otro lugar. Pero tampoco nadie ve amenazada su identidad ni existe una forma única y obligatoria de ser y sentirse español". Nunca antes, en ningún discurso que le hayamos oído, había pronunciado tantas veces Rodríguez Zapatero la palabra España.
El candidato socialista ha ofrecido diálogo y consenso a todos los grupos, una oferta de consenso que "se dirige a todos por igual; pero con particular énfasis al principal partido de la oposición, que ostenta una representación muy estimable; y esa oferta de diálogo se la formulo personalmente al líder del PP, se la formulo a usted, señor Rajoy".
En materia económica, Rodríguez Zapatero se ha comprometido a aplicar tres grandes principios: una política fiscal y presupuestaria cauta y prudente; una política económica que refuerce la competitividad de nuestro aparato productivo y que reduzca de forma paulatina nuestra diferencia con la inflación media europea; y diálogo permanente con los agentes económicos que involucre a cuantos tienen responsabilidad en el devenir del país. En cuanto a compromisos concretos, ha reiterado la devolución de los 400 euros a los contribuyentes, la elevación del Salario Mínimo hasta los 800 euros y la construcción de un millón y medio de viviendas protegidas en diez años.
LOS PACTOS DE ESTADO POLARIZAN EL DEBATE ENTRE RAJOY Y RODRÍGUEZ ZAPATERO
El candidato socialista y el líder del principal partido de la oposición han mantenido un debate intenso, pero contenido en las formas, lejos de la crispación de otras ocasiones. Casi podría decirse que ha sido un debate de guante blanco, ya que a la moderación de que han hecho gala Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy en sus intervenciones han respondido los respectivos grupos parlamentarios con una actitud muy respetuosa. El líder socialista había ofrecido su disposición para negociar pactos de estado para afrontar la situación de la Justicia, para la política exterior, para el nuevo sistema de financiación autonómica y para la lucha contra el terrorismo. Rajoy se ha mostrado dispuesto a dialogar, pero no ha dejado de resaltar su escepticismo respecto de las verdaderas intenciones de Rodríguez Zapatero. "Nosotros -ha dicho Rajoy- defendemos la igualdad de derechos de todos los españoles y la unidad de la nación española, y quien defienda estos principios podrá llegar a acuerdos con nosotros".
Ha sido en la necesidad de acuerdo contra el terrorismo el punto en que ambos interlocutores más se han extendido en los detalles y matizaciones. Para el candidato socialista, el modelo debe ser el pacto constitucional, es decir, que no basta con un acuerdo entre el PSOE y el PP, sino que hay que buscar a toda costa la incorporación a ese pacto de las fuerzas nacionalistas que estuvieron en el pacto constitucional, básicamente CIU y PNV. Rajoy, por el contrario, considera que lo esencial es que se pongan de acuerdo las dos fuerzas parlamentarias que agrupan al 92 por ciento de los diputados. Si, una vez logrado ese consenso entre los dos grandes, los partidos minoritarios quieren sumarse, el líder popular no ve ningún inconveniente, pero insiste en que los minoritarios no pueden sustituir a los dos grupos mayoritarios, que son los imprescindibles.
RAJOY SE NIEGA A DAR LO QUE RECLAMABA PARA SÍ
Una cosa que cabe reprochar a Mariano Rajoy es la decisión de votar en contra de la investidura de Rodríguez Zapatero, cuando en la campaña electoral dijo que, si ganaba, se pondría en contacto con la Ejecutiva de los socialistas para solicitarles su abstención. Esto supone una grave contradición, y el candidato socialista no se ha privado de resaltarlo. Porque cabe recordar que el aspirante a la Presidencia del Gobierno, aunque sea elegido en segunda vuelta, necesita más votos a favor que votos en contra. ¿ Qué pasaría si el resto de los grupos, siguiendo la argumentación de Rajoy, dijeran que lo lógico es un voto en contra y que es tarea del candidato buscarse los apoyos necesarios? Pues estaríamos frente al mismo problema tantas veces señalado: la necesidad de hacer concesiones y más concesiones a los grupos minoritarios, y singularmente a los nacionalistas, para garantizarse cuando menos una abstención.
BALANZAS FISCALES EN EL HORIZONTE
Y una de las concesiones más importantes efectuadas en este debate es el compromiso de publicar, en el plazo de dos meses, las balanzas fiscales, una reivindicación largamente exigida por los nacionalistas catalanes. Lo que late en el fondo de esa exigencia es que los nacionalistas aspiran a que la relación de Cataluña con el resto de España sea parecida a la relación que tenemos con Alemania a través de los Presupuestos de la UE. Están trazando una frontera fiscal que,llevada a sus últimas consecuencias, supone cuestionar el concepto de soberanía nacional tal como está reflejado en la Constitución. Las balanzas fiscales sólo servirán para alimentar el discurso victimista, para incrementar la insolidaridad y para reforzar la estrategia de los que quisieran disolver el Estado central.
Otro compromiso asumido por Rodríguez Zapatero, en este caso más puesto en razón, es el de constituir una ponencia en el seno de la Comisión Constitucional para estudiar el cambio electoral reclamado por Gaspar Llamazares. El candidato se ha esforzado hasta el límite de lo humanamente posible por tratar bien, casi diría que con conmiseración, al derrotado líder de Izquierda Unida. Llamazares ha hecho de tripas corazón y ha reconocido sin rodeos que el 9-M supuso para él una amarga derrota.
SONSOLES, "AMETRALLADA" POR LOS FLASHES
Los pasillos del Congreso son el hábitat propicio para el cazador de titulares y anécdotas, y más en días como estos, en que el candidato a la Presidencia del Gobierno se somete al exámen de la cámara. En los pasillos me he apostado para ver pasar a sus señorías camino del Hemiciclo y de paso tomar nota del animado ambiente previo al debate. Si los titulares tienen que ser para el candidato y los portavoces de los grupos, la anécdota la ha protagonizado Sonsoles Espinosa, la esposa del candidato, que ha provocado un enorme revuelo entre los fotógrafos cuando se ha presentado en el viejo Palacio de la Carrera de San Jerónimo para seguir el debate desde la tribuna de invitados. Sonsoles, bella y sonriente, ha soportado con buen ánimo el "asalto" de los gráficos mientras tomaba el ascensor...
PIZARRO, HACIA LA IZQUIERDA
Hoy es día de estreno y muchos andan todavía despistados, sobre todo los nuevos. Uno de estos últimos es Manuel Pizarro, que de fichaje estrella ha pasado a diputado de base y del que se rumorea que podría abandonar después de los descalabros sufridos. Pizarro, al llegar al pasillo por una de las escaleras, iba a girar hacia la izquierda, es decir, que iba a tomar el camino de la calle. Menos mal que estaba a su lado la también aragonesa Luisa Fernanda Rudi para dirigirle por el camino correcto : Hacia la derecha, Manuel -le ha dicho la ex-presidenta del Congreso-.
Entre las sorpresas que uno se lleva con esta labor de acecho a la caza del titular, cabe destacar la presencia de José María Michavila en los escaños del PP. ¿Qué hace este hombre en la bancada popular después de una legislatura completa en la que no se ha oído su voz y en la que su absoluta inactividad le hizo merecedor del premio al diputado desconocido?.
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