Una idea que parece compartir el Vicepresidente Pedro Solbes, quien aseguró el jueves día 8, durante su comparecencia ante la Comisión de Economía del Congreso, que no es partidario de "impedir artificialmente el necesario ajuste de la construcción, porque este sector ha acumulado excesos en años anteriores que deben ser corregidos para que la construcción residencial vuelva a crecer con normalidad". Solbes reconocía, a renglón seguido, que el ajuste de la construcción, dado su efecto de arrastre sobre el resto de los sectores económicos, va atener o está teniendo ya un impacto muy fuerte en la evolución del PIB y en el aumento del número de parados.
CONSTRUCTORES Y PROMOTORES CONTRA SOLBES
Las palabras del Vicepresidente Económico en el Congreso provocaron la airada reacción de los que más se han llenado los bolsillos con la bonanza de años anteriores. El Presidente de la patronal de constructores, Guillermo Chicote, pidió en Radio Nacional que el Gobierno se deje de frivolidades y discursitos y adopte medidas para hacer frente a un problema de gravedad extraordinaria que, según sus cálculos, puede llevar al paro a un millón de trabajadores. Los constructores insisten en mostrarnos su rostro más angelical: las ganancias de su cuenta de resultados no les importan, no piden nada para ellos, sólo piden que se de confianza a los posibles compradores garantizándoles unos intereses hipotecarios no superiores al 5 por ciento. De hecho, abogan por un nuevo tipo de vivienda, a mitad de camino entre el mercado libre y la protección oficial. ¿Y por qué no se olvidan del mercado libre hasta que éste haya drenado las opulencias anteriores y se dedican a construir viviendas protegidas, que son las que la gente necesita y no encuentra?
¿EL PROBLEMA ES LA HIPOTECA O ES MÁS BIEN EL PRECIO?
El corajudo Chicote -muy puesto en su papel de Robin Hood invertido- señalaba la necesidad que tiene el comprador de poder atenerse a ciertas certidumbres en cuanto a la cuota munsual que habrá de pagar por su vivienda. Pero el problema real -querido constructor- no es la hipoteca, el verdadero problema es el precio del bien que queremos hipotecar. A comienzos de los ochenta del siglo pasado -¡ah la memoria, qué gran fuente de inspiración para el periodista "bloguero"!- se podían comprar viviendas con los tipos de interés entre el 12 y el 15 por ciento, y, sin embargo, la vida media de una hipoteca no iba más allá de los 15 años. Añadamos, como homenaje y concesión a la memoria, que el autor de esta bitácora, en un intrépido ejercicio de "menage a trois" financiero, firmó dos al mismo tiempo: una al 11 por ciento y la otra al 14. Hoy en día, por el contrario, las hipotecas pueden rondar el 5 por ciento, pero no hay ninguna que se firme por menos de 20 ó 25 años. ¿Qué nos ha pasado? ¿Quién se ha llevado nuestro queso? Hablaremos de ello en el siguiente "post".
1 comentario:
Hola Santiago, te propongo para que te relajes un dicho muy sencillo:
El mercado está enladrillado,
(es decir, que está saturado)
quién lo desenladrillará,
(El gobierno?, los constructores?, el BCE?, la nasa?)
el desenladrillador que lo desenladrille,
(léase responsable gubernamental que desatasque escobilla en mano el marrón)
buen desenladrillador será
(ea, Solbes, majete)
Por otro ladom, te planteo otra pregunta, para que veas la rica vida interior de un lector.
¿Por qué las reuniones secretas de Génova, que conoce todo el mundo, terminan siempre en un comunicado sorpresa a las 8 de la tarde?. ¿Por qué se llama secreto a lo que no es secreto? ¿Qué es el secreto ibérico?. ¿Quién es el ibérico?. ¿Para cuándo una película con Esperanza, San Gil, Camps, Gallarón, Pajares
y Rajoy?.
Por cierto, según la ponencia de estatutos del PP, Zapatero si dimite de su partido y se afilia al PP, puede presentarse a presidente del partido.
Un saludo.
Publicar un comentario