El Presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha anunciado esta tarde que seguirá al frente del partido, que se presentará a la reelección en el próximo Congreso y que será candidato en las próximas Elecciones Generales. Rajoy, con cierto laconismo y negándose tozudamente a dar muchos detalles, ha dicho que está convencido de que su decisión es lo mejor para el PP y para España y de que tiene un buen proyecto político para ofrecerlo como alternativa al socialismo gobernante. Otra decisión adoptada esta tarde es la de adelantar el Congreso del partido al mes de junio. No sabe Rajoy si tendrá contrincantes para la elección, y ha dicho que "el asunto tiene buena pinta" cuando los periodistas le han preguntado por los apoyos internos con que cuenta. Ha añadido que se presentará con su propio equipo, y que los nombres de quienes integrarán ese equipo los dará a conocer el día antes de que los compromisarios voten la nueva dirección del Partido Popular.
Muy posiblemente estamos ante ese golpe de autoridad que en otras ocasiones se ha reclamado a Rajoy. Con los anuncios hechos esta tarde, el líder popular corta de raíz las especulaciones que se habían desatado a partir de su ausencia en la reunión de "maitines" que ayer celebró el núcleo de la dirección popular. En esta ocasión, al contrario de lo que pasó con el enfrentamiento entre Esperanza Aguirre y Ruíz Gallardón, Rajoy ha actuado con firmeza y rapidez.
Creo que el Presidente del PP ha tomado el camino correcto. A algunos, como el diario El Mundo, que pedía el relevo en su editorial de esta mañana, habían empezado a entrarles las prisas. Los resultados del pasado domingo son un buen punto de partida para intentar el triunfo en las urnas dentro de cuatro años. Eso dependerá de la gestión que lleve a cabo Rodríguez Zapatero y también de cómo afronte Rajoy su tarea de oposición. Es evidente que el discurso de la oposición tiene que cambiar y, aunque el líder popular no ha ofrecido detalles, en los próximos días o semanas iremos viendo esos posibles cambios en el discurso y muy probablemente también en las personas.
Ahora hay que recordarle a Rajoy, con vistas al comienzo de la Legislatura, que él declaró en una entrevista con el Director de El País que, si salía ganador de las urnas, llamaría al Secretario General del PSOE para pedirle la abstención de su grupo en el debate de Investidura. Con mal pié comenzará Rajoy la nueva etapa si él no hace, cuando llegue el momento, lo que pensaba reclamar a su adversario. En la reunión del Comité Ejecutivo celebrada esta tarde, el líder del PP ha hecho una demostración de ideas claras y autoridad. Vamos a ver si esa autoridad se prolonga en el tiempo y convence a su grupo parlamentario para iniciar la próxima Legislatura con un golpe de efecto que, en mi opinión, debería marcar el nuevo estilo de oposición y le granjearía muchas simpatías entre los ciudadan0s, los que le han votado y los que no le han votado.
2 comentarios:
M.Sant Macía
Veo muy difícil que Rajoy sea el cabeza de cartel por el PP en las próximas Legislativas. Su debilidad ante la presión mediática más las de su propio partido ha puesto de manifiesto que es un "pollo que se pela fácil", y no van a cejar sus detractores de fuera y de dentro del propio PP hasta que dé con sus huesos en su tierra natal a jugar al mus con sus amigos.
Muchas gracias al amigo internauta M. Sant Macía por su comentario sobre el futuro de Rajoy. Ciertamente 4 años es un plazo muy largo y es posilbe que Rajoy no aguante las presiones o que llegue un momento en que ya no le apetezca seguir en la primera línea de fuego. Vamos a darle tiempo al tiempo y vamos a ver cuáles son sus primeras decisiones cuando se abra la nueva Legislatura. De momento, lo que amí me asombra son las prisas de algunos y su incapacidad para comprender que unas Elecciones, cuando el adversario no lo ha hecho rematadamente mal, se pueden ganar pero también se pueden perder. El PP puede buscarse, si quiere, el candidato o la candidada más telegénicos del mundo, pero no ganarán las próximas Elecciones si ZP consigue presentarse ante los electores con un balance razonable.
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