Cristóbal Montoro, nacido en Jaén y a punto de cumplir 58 años de edad, es un hombre afable, con una sencillez de comportamiento que no puede ocultar la firmeza y claridad de sus convicciones políticas y económicas. Fue Ministro de Hacienda con los gobiernos de José María Aznar, pero ya antes había destacado por su crítica implacable a las políticas presupuestarias de los últimos gobiernos de Felipe González. Me recibe en su despacho horas antes de viajar a Valencia, donde preside este fin de semana, dentro del Congreso del PP, la comisión encargada de elaborar la ponencia económica. Nos saludamos mientras en los boletines radiofónicos está sonando el nombre de María Dolores de Cospedal como nueva Secretaria General del partido. Así que la primera pregunta es obligada. La entrevista se ha publicado este fin de semana en Diario de Alcalá y Eldigitaldemadrid.es. Os ofrezco aquí un amplio resumen de la conversación que tuvimos.
Pregunta.- ¿Qué le parece el nuevo equipo de Rajoy?
Respuesta.- Me parece un equipo innovador, una apuesta novedosa del presidente de mi partido. Está integrado por personas que aportan muchísima experiencia, como Javier Arenas o Ana Mato, y otras personas que le dan ese perfil nuevo y atrevido, como son la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, y la nueva Secretaria General, María Dolores de Cospedal. Yo creo que esto es lo que le conviene al PP en estos momentos y me alegro de que Mariano Rajoy esté atreviéndose a hacer cosas nuevas, aunque tengan un componente de riesgo.
P.- Un equipo en el que no está Manuel Pizarro, que pareció quedarse sin sitio a raíz de la derrota electoral y que rechazó los cargos que le ofrecieron dentro del Grupo Parlamentario. ¿ Confía usted en que siga estando dentro del grupo hasta el final de la legislatura?
R.- Sí, claro, por qué no. La actitud de Manuel Pizarro está siendo intachable, tiene una importante presencia en toda nuestra actividad y desde luego su papel es relevante. Lo que pasa es que en este oficio de la política hay una cosa que nos distingue de los demás es la voluntariedad. Aquí estamos voluntarios y si falta la voluntad de participar, pues falta todo. Pero dicho esto, insisto en que la actitud del señor Pizarro es irreprochable y a mí me tiene a su disposición para lo que quiera, porque si algo nos sobra ahora mismo es trabajo.
P.- ¿ Y con qué ánimo afronta usted esta importante tarea que le ha tocado desempeñar en el congreso de Valencia?
R.- A mi juicio, el contenido económico de este congreso es esencial. Teníamos dos facetas: de un lado, definir el perfil político del partido en cuanto a nombres y grandes principios que guiarán nuestra actividad, cosa que ya está despejada; y de otro, hacer que este congreso sea una herramienta útil para elaborar propuestas con las que afrontar la crisis económica, que es la principal preocupación de los ciudadanos. Tenemos, en mi opinión, una excelente ponencia económica que da respuesta a los deseos e inquietudes de los ciudadanos y sienta las bases para elaborar propuestas concretas de reformas de todo tipo que nos lleven al pleno empleo en el menor tiempo posible.
P.- Decía el otro día Mariano Rajoy que el centro, más que una ideología, es una actitud, una disposición para el diálogo y la búsqueda de acuerdos con todos. Quizá esa nueva disposición puede llevar a que en esta legislatura el PP ya no aparezca tan aislado como en la anterior, sino que sea el Grupo Socialista el que se vea aislado de los demás...
R.-En buena parte, eso ya está pasando. Y el ejemplo más claro fue la semana pasada, cuando el Grupo Socialista tuvo que votar nuestra propuesta para abordar el problema de los carburantes porque teníamos el apoyo de toda la Cámara y si no la votaba iba camino de sufrir una derrota política y parlamentaria. La situación en que nos encontramos cada vez se parece más a la del 95, cuando el proyecto de Presupuestos fue rechazado por el Congreso porque no respondía a las necesidades de una situación de crisis muy difícil. Ahora nos encontramos de nuevo ante una crisis que no ha hecho más que empezar y el Gobierno parece incapaz de hacer sus deberes. Y la estabilidad política de nuestro país termina donde empieza el fallo del Gobierno, porque si no hace sus deberes el resto de los grupos no le pueden apoyar, porque ellos también se deben a sus votantes.
P.- ¿ Esa dificultad del Ejecutivo socialista para articular mayorías en el Parlamento puede ir a más?
R.- El problema de fondo es que este Gobierno no da la talla. Porque a ver quién apoya a un Gobierno que no hace nada para paliar la pérdida de poder adquisitivo por las subidas de los tipos de interés y la hipotecas, que no hace nada para paliar el encarecimiento de los carburantes y nada para frenar el impacto de las nuevas tarifas eléctricas, que es una medida impresentable en la situación que vive España y la mayoría de los españoles. ¿Cómo es posible una subida media del 11 por ciento para los consumidores domésticos y del 8 por ciento para las pequeñas y medianas empresas?
P.- ¿Habría que haber negociado con las eléctricas? Porque este asunto de la subida de la luz viene de atrás, de una acuerdo del sector con el Gobierno en el que se les reconocía un presunto déficit de tarifa, es decir, una diferencia entre lo que les cuesta producir la energía eléctrica y lo que se les paga a través del recibo...
R.-Yo no veo que las eléctricas estén tan mal, tienen grandes beneficios, hay grandes inversores extranjeros dispuestos a acudir a ellas y no tiene sentido que nos vengan a decir que hay que pagar un supuesto déficit.¿Déficit de qué?. Esto sólo puede servir para agravar aún más la crisis económica y es una medida propia de un Gobierno que no tiene sensibilidad para apreciar la situación en que se encuentran amplios sectores sociales. Si hay que apretarse el cinturón, tendrá que apretárselo todo el mundo, empezando por el Gobierno, que ha preparado un techo de gasto excesivo para el año que viene, y por los sectores económicos más poderosos, porque yo no veo que tengan ningún problema fundamental. Y si hay que sufragar un supuesto déficit que viene de antiguo, será cuando se pueda y no en un momento de graves dificultades como este.
P.- ¿ Podría decirse, por tanto, que la gestión de este Gobierno nos lleva a una recesión?
R.- Estamos a las puertas de esa recesión y no porque lo digamos nosotros, sino porque lo están diciendo organismos como la patronal bancaria y la Fundación de las Cajas de Ahorros, es decir, sectores que viven el día a día de lo que está pasando y que ellos también van a sufrir los efectos de esa recesión. Y a esos organismos ha venido a sumarse el Banco de España, con su advertencia sobre los peligros que acechan al sistema público de pensiones, porque la base de su estabilidad se está viendo afectada por la entrada de menos cotizantes en la Seguridad Social. Y todo este conjunto de malas noticias es el resultado de la gestión que dirige el señor Pedro Solbes.
P.- El Banco de España habla en un lenguaje muy técnico en el que destaca el mensaje de que hay que reforzar la "contributividad" del sistema. Pero, hablando en plata, ¿hay que aumentar el número de años para tener derecho al cien por cien de pensión? ¿Hay que aumentar el número de años para tener derecho a pensión contributiva y no asistencial? ¿Hay que retrasar la edad de jubilación?
R.- Nuestra posición es que todo lo que se haga debe hacerse logrando un consenso en el seno del Pacto de Toledo. Pero lo que no es de recibo es que el Gobierno esté anunciando una subida de las pensiones mínimas cuando el sistema está puesto en cuestión. José Luis Rodríguez Zapatero dice que no pasa nada, que el sistema es sólido y la permite cumplir sus promesas electorales, pero si aumenta el paro, si la actividad se reduce hasta llegar a una recesión y si la seguridad del sistema se modifica porque ya no entran nuevos cotizantes al mismo ritmo anterior, el Gobierno tendrá que proponer medidas y no meter la cabeza bajo el ala. Ellos ganaron las elecciones y ellos tienen la obligación de dar la cara, explicar la situación en que estamos y proponer las medidas necesarias, que nosotros apoyaremos, pero lo que no pueden esperar es que la oposición sustituya al Gobierno.
P.- Cuando el debate sobre el techo de gasto para 2009, usted habló de una mayor austeridad presupuestaria y más rebajas de impuestos. ¿Hasta dónde tiene recorrido esta receta? ¿Cuándo estaríamos tocando el hueso, como el que corta un jamón?
R.- Es que eso es un concepto relativo y nadie sabe dónde está el límite. Nuestra experiencia de gobierno fue que rebajamos los impuestos y aún así conseguíamos recaudar más y mejor. Esa fue nuestra experiencia, y por tanto no creo que estemos cerca del hueso del jamón y más aún si tenemos en cuenta que el Gobierno socialista en los últimos años ha incrementado en tres puntos el volumen de impuestos sobre el conjunto de la actividad económica. Para nosotros, las pequeñas y medianas empresas son las que mayormente están sufriendo la crisis. Ese es nuestro diagnóstico; son ellas las que están perdiendo empleo o incluso están desapareciendo por culpa de los tipos de interés y el incremento de los costes globales. Nuestras propuestas de rebajas de impuestos se centran en estas pequeñas y medianas empresas, que están sufriendo un momento crítico. No son propuestas para reducir la capacidad recaudatoria del Estado, sino para fortalecer la actividad económica y así tener más recursos para financiar mejor al Estado y sus mecanismos de protección social.
P.- Y en este panorama de datos negativos y malos augurios para el futuro, han comenzado las conversaciones para un nuevo sistema de financiación autonómica. Los Ayuntamientos exigen que al mismo tiempo se negocie un nuevo sistema de financiación local. ¿Ustedes están de acuerdo con esta reivindicación planteada por la Federación Española de Municipios y Provincias?
R.- Completamente de acuerdo. Estamos en una situación muy desequilibrada, con unas corporaciones locales que apenas alcanzan el 13 por ciento del gasto público total. Ningún otro país descentralizado tiene a sus Ayuntamientos con tan pocos recursos. Por tanto, el gran desafío ahora es que las entidades locales tengan suficiencia de recursos. Hay que negociar una financiación local acorde con las necesidades y evitar, eso sí, duplicidades de competencias y definir con claridad lo que le corresponde a cada uno. Lo que no hay que olvidar es que si las Comunidades Autónomas tienen necesidades, esas mismas necesidades, o aún peores, las tienen las corporaciones locales, porque no sería de recibo decirles a los alcaldes que digan no a las demandas que, con toda razón, les plantean sus vecinos.
P.- El pasado miércoles, tras el pistoletazo de salida para el diálogo social, decía el Presidente del Gobierno que no se emprenderá ninguna reforma si no es con el consenso de los agentes sociales...
R.- Es bueno que el Gobierno dialogue con los agentes sociales y también que lo haga con la oposición política en el Parlamento. Pero ese diálogo no puede ser el el burladero en el que se refugie para no adoptar ninguna iniciativa. Tiene que tomar medidas ya, tanto sin son consensuadas como si no. Y si lo que pasa es que al Gobierno le flaquean un poco las piernas, pues ahí estará el PP, dispuesto a echar una mano, como hemos dicho desde el principio de la legislatura. Pero el Ejecutivo tiene la obligación de tomar decisiones, como decía antes, tiene la obligación de no limitarse a convocar reuniones para tomar unas fotos que desprestigian a todos los que participan en ellas, tiene que olvidarse de hacer literatura con eso de que van a elaborar un documento y no dejar que la situación se degrade todavía más.
Pregunta.- ¿Qué le parece el nuevo equipo de Rajoy?
Respuesta.- Me parece un equipo innovador, una apuesta novedosa del presidente de mi partido. Está integrado por personas que aportan muchísima experiencia, como Javier Arenas o Ana Mato, y otras personas que le dan ese perfil nuevo y atrevido, como son la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, y la nueva Secretaria General, María Dolores de Cospedal. Yo creo que esto es lo que le conviene al PP en estos momentos y me alegro de que Mariano Rajoy esté atreviéndose a hacer cosas nuevas, aunque tengan un componente de riesgo.
P.- Un equipo en el que no está Manuel Pizarro, que pareció quedarse sin sitio a raíz de la derrota electoral y que rechazó los cargos que le ofrecieron dentro del Grupo Parlamentario. ¿ Confía usted en que siga estando dentro del grupo hasta el final de la legislatura?
R.- Sí, claro, por qué no. La actitud de Manuel Pizarro está siendo intachable, tiene una importante presencia en toda nuestra actividad y desde luego su papel es relevante. Lo que pasa es que en este oficio de la política hay una cosa que nos distingue de los demás es la voluntariedad. Aquí estamos voluntarios y si falta la voluntad de participar, pues falta todo. Pero dicho esto, insisto en que la actitud del señor Pizarro es irreprochable y a mí me tiene a su disposición para lo que quiera, porque si algo nos sobra ahora mismo es trabajo.
P.- ¿ Y con qué ánimo afronta usted esta importante tarea que le ha tocado desempeñar en el congreso de Valencia?
R.- A mi juicio, el contenido económico de este congreso es esencial. Teníamos dos facetas: de un lado, definir el perfil político del partido en cuanto a nombres y grandes principios que guiarán nuestra actividad, cosa que ya está despejada; y de otro, hacer que este congreso sea una herramienta útil para elaborar propuestas con las que afrontar la crisis económica, que es la principal preocupación de los ciudadanos. Tenemos, en mi opinión, una excelente ponencia económica que da respuesta a los deseos e inquietudes de los ciudadanos y sienta las bases para elaborar propuestas concretas de reformas de todo tipo que nos lleven al pleno empleo en el menor tiempo posible.
P.- Decía el otro día Mariano Rajoy que el centro, más que una ideología, es una actitud, una disposición para el diálogo y la búsqueda de acuerdos con todos. Quizá esa nueva disposición puede llevar a que en esta legislatura el PP ya no aparezca tan aislado como en la anterior, sino que sea el Grupo Socialista el que se vea aislado de los demás...
R.-En buena parte, eso ya está pasando. Y el ejemplo más claro fue la semana pasada, cuando el Grupo Socialista tuvo que votar nuestra propuesta para abordar el problema de los carburantes porque teníamos el apoyo de toda la Cámara y si no la votaba iba camino de sufrir una derrota política y parlamentaria. La situación en que nos encontramos cada vez se parece más a la del 95, cuando el proyecto de Presupuestos fue rechazado por el Congreso porque no respondía a las necesidades de una situación de crisis muy difícil. Ahora nos encontramos de nuevo ante una crisis que no ha hecho más que empezar y el Gobierno parece incapaz de hacer sus deberes. Y la estabilidad política de nuestro país termina donde empieza el fallo del Gobierno, porque si no hace sus deberes el resto de los grupos no le pueden apoyar, porque ellos también se deben a sus votantes.
P.- ¿ Esa dificultad del Ejecutivo socialista para articular mayorías en el Parlamento puede ir a más?
R.- El problema de fondo es que este Gobierno no da la talla. Porque a ver quién apoya a un Gobierno que no hace nada para paliar la pérdida de poder adquisitivo por las subidas de los tipos de interés y la hipotecas, que no hace nada para paliar el encarecimiento de los carburantes y nada para frenar el impacto de las nuevas tarifas eléctricas, que es una medida impresentable en la situación que vive España y la mayoría de los españoles. ¿Cómo es posible una subida media del 11 por ciento para los consumidores domésticos y del 8 por ciento para las pequeñas y medianas empresas?
P.- ¿Habría que haber negociado con las eléctricas? Porque este asunto de la subida de la luz viene de atrás, de una acuerdo del sector con el Gobierno en el que se les reconocía un presunto déficit de tarifa, es decir, una diferencia entre lo que les cuesta producir la energía eléctrica y lo que se les paga a través del recibo...
R.-Yo no veo que las eléctricas estén tan mal, tienen grandes beneficios, hay grandes inversores extranjeros dispuestos a acudir a ellas y no tiene sentido que nos vengan a decir que hay que pagar un supuesto déficit.¿Déficit de qué?. Esto sólo puede servir para agravar aún más la crisis económica y es una medida propia de un Gobierno que no tiene sensibilidad para apreciar la situación en que se encuentran amplios sectores sociales. Si hay que apretarse el cinturón, tendrá que apretárselo todo el mundo, empezando por el Gobierno, que ha preparado un techo de gasto excesivo para el año que viene, y por los sectores económicos más poderosos, porque yo no veo que tengan ningún problema fundamental. Y si hay que sufragar un supuesto déficit que viene de antiguo, será cuando se pueda y no en un momento de graves dificultades como este.
P.- ¿ Podría decirse, por tanto, que la gestión de este Gobierno nos lleva a una recesión?
R.- Estamos a las puertas de esa recesión y no porque lo digamos nosotros, sino porque lo están diciendo organismos como la patronal bancaria y la Fundación de las Cajas de Ahorros, es decir, sectores que viven el día a día de lo que está pasando y que ellos también van a sufrir los efectos de esa recesión. Y a esos organismos ha venido a sumarse el Banco de España, con su advertencia sobre los peligros que acechan al sistema público de pensiones, porque la base de su estabilidad se está viendo afectada por la entrada de menos cotizantes en la Seguridad Social. Y todo este conjunto de malas noticias es el resultado de la gestión que dirige el señor Pedro Solbes.
P.- El Banco de España habla en un lenguaje muy técnico en el que destaca el mensaje de que hay que reforzar la "contributividad" del sistema. Pero, hablando en plata, ¿hay que aumentar el número de años para tener derecho al cien por cien de pensión? ¿Hay que aumentar el número de años para tener derecho a pensión contributiva y no asistencial? ¿Hay que retrasar la edad de jubilación?
R.- Nuestra posición es que todo lo que se haga debe hacerse logrando un consenso en el seno del Pacto de Toledo. Pero lo que no es de recibo es que el Gobierno esté anunciando una subida de las pensiones mínimas cuando el sistema está puesto en cuestión. José Luis Rodríguez Zapatero dice que no pasa nada, que el sistema es sólido y la permite cumplir sus promesas electorales, pero si aumenta el paro, si la actividad se reduce hasta llegar a una recesión y si la seguridad del sistema se modifica porque ya no entran nuevos cotizantes al mismo ritmo anterior, el Gobierno tendrá que proponer medidas y no meter la cabeza bajo el ala. Ellos ganaron las elecciones y ellos tienen la obligación de dar la cara, explicar la situación en que estamos y proponer las medidas necesarias, que nosotros apoyaremos, pero lo que no pueden esperar es que la oposición sustituya al Gobierno.
P.- Cuando el debate sobre el techo de gasto para 2009, usted habló de una mayor austeridad presupuestaria y más rebajas de impuestos. ¿Hasta dónde tiene recorrido esta receta? ¿Cuándo estaríamos tocando el hueso, como el que corta un jamón?
R.- Es que eso es un concepto relativo y nadie sabe dónde está el límite. Nuestra experiencia de gobierno fue que rebajamos los impuestos y aún así conseguíamos recaudar más y mejor. Esa fue nuestra experiencia, y por tanto no creo que estemos cerca del hueso del jamón y más aún si tenemos en cuenta que el Gobierno socialista en los últimos años ha incrementado en tres puntos el volumen de impuestos sobre el conjunto de la actividad económica. Para nosotros, las pequeñas y medianas empresas son las que mayormente están sufriendo la crisis. Ese es nuestro diagnóstico; son ellas las que están perdiendo empleo o incluso están desapareciendo por culpa de los tipos de interés y el incremento de los costes globales. Nuestras propuestas de rebajas de impuestos se centran en estas pequeñas y medianas empresas, que están sufriendo un momento crítico. No son propuestas para reducir la capacidad recaudatoria del Estado, sino para fortalecer la actividad económica y así tener más recursos para financiar mejor al Estado y sus mecanismos de protección social.
P.- Y en este panorama de datos negativos y malos augurios para el futuro, han comenzado las conversaciones para un nuevo sistema de financiación autonómica. Los Ayuntamientos exigen que al mismo tiempo se negocie un nuevo sistema de financiación local. ¿Ustedes están de acuerdo con esta reivindicación planteada por la Federación Española de Municipios y Provincias?
R.- Completamente de acuerdo. Estamos en una situación muy desequilibrada, con unas corporaciones locales que apenas alcanzan el 13 por ciento del gasto público total. Ningún otro país descentralizado tiene a sus Ayuntamientos con tan pocos recursos. Por tanto, el gran desafío ahora es que las entidades locales tengan suficiencia de recursos. Hay que negociar una financiación local acorde con las necesidades y evitar, eso sí, duplicidades de competencias y definir con claridad lo que le corresponde a cada uno. Lo que no hay que olvidar es que si las Comunidades Autónomas tienen necesidades, esas mismas necesidades, o aún peores, las tienen las corporaciones locales, porque no sería de recibo decirles a los alcaldes que digan no a las demandas que, con toda razón, les plantean sus vecinos.
P.- El pasado miércoles, tras el pistoletazo de salida para el diálogo social, decía el Presidente del Gobierno que no se emprenderá ninguna reforma si no es con el consenso de los agentes sociales...
R.- Es bueno que el Gobierno dialogue con los agentes sociales y también que lo haga con la oposición política en el Parlamento. Pero ese diálogo no puede ser el el burladero en el que se refugie para no adoptar ninguna iniciativa. Tiene que tomar medidas ya, tanto sin son consensuadas como si no. Y si lo que pasa es que al Gobierno le flaquean un poco las piernas, pues ahí estará el PP, dispuesto a echar una mano, como hemos dicho desde el principio de la legislatura. Pero el Ejecutivo tiene la obligación de tomar decisiones, como decía antes, tiene la obligación de no limitarse a convocar reuniones para tomar unas fotos que desprestigian a todos los que participan en ellas, tiene que olvidarse de hacer literatura con eso de que van a elaborar un documento y no dejar que la situación se degrade todavía más.
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